El éxito familiar proviene de seguir al Salvador

 

“Enseñamos en todo el mundo que si nuestras familias siguen el ejemplo y las enseñanzas del Salvador del mundo, es más probable que sean felices, exitosos y un pueblo que tiene integridad”, dijo el élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, a los líderes locales de la comunidad en una reunión en Nairobi, Kenia, durante una de las muchas actividades y reuniones mientras cumplía con sus asignaciones que empezaron en Madagascar y Malawi y terminaron en Sudáfrica y Kenia.

Durante una semana de reuniones y eventos tanto en Sudáfrica como en Kenia, el élder Nelson recordó a los padres que deben ser buenos ejemplos para sus hijos. “Ustedes son el eslabón que conecta todas los gloriosas perspectivas que tienen la posibilidad de alcanzar, de manera que escuchen su mensaje con verdadera intención”, dijo. Comentó que verdadera intención “significa escuchar con la intención de obedecer”.

El élder Nelson enseñó que deberíamos tomar como modelo para nuestras vidas, como individuos y como familias, el ejemplo del Señor Jesucristo, que amó a las personas. “Y al amar a las personas, les sirvió. Tenemos la oportunidad en nuestros hogares y nuestras familias, [en] las escuelas, [y] en la iglesia. Cuando amamos a alguien, lo demostramos haciendo algo bueno. De modo que, aprendan a servir, averigüen cuál es la necesidad que hay, y satisfagan esa necesidad. Sorprendan a las personas con una buena obra que no esperaban”.

Cada alma tiene un gran valor

El élder Nelson dijo que “el único propósito de formar familias y sellar esas familias en templos sagrados es [que] estemos cualificados para morar en la presencia de Dios cuando hayamos terminado nuestra etapa de la mortalidad”.

Remarcó que cada alma es de gran valor para Dios: “No empequeñezcan el valor que tienen”, dijo. “Tienen un preciado valor a los ojos del Señor. Ustedes [son] parte de Su glorioso plan para sus hijos”.

Citó Moisés 1:39, donde dice que la obra y la gloria de Dios es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre”. Dijo: “Estas dos metas se hacen posibles mediante la Expiación de Su amado Hijo, Jesucristo. La Expiación de Jesucristo convirtió en realidad la inmortalidad para todos cuantos hayan vivido en esta tierra… Recibimos este don, y toda la humanidad también, tanto si amamos o no a Dios. La inmortalidad es incondicional. Se concede a todos cuantos hayan vivido”.

Sin embargo, comentó: “El segundo gran objetivo de Dios, nuestro Padre Eterno, es que Sus hijos puedan tener vida eterna. Esta posibilidad se materializó mediante la Expiación de Jesucristo, pero requiere más esfuerzo. Tenemos que cualificarnos para ello, y lo logramos mediante la fe en Dios, el arrepentimiento, el bautismo por inmersión, al recibir el don del Espíritu Santo, y perseverando hasta el fin. El fin por el que perseveramos es glorioso, e incluye la investidura en el templo, así que cuando piensen en perseverar, terminen la frase. Añadan a ‘perseverar’ siendo ‘investidos’ ”, dijo.

Tengan metas elevadas

Animó a los miembros a no perder de vista las metas elevadas. “Tal vez se digan, ‘No tenemos mucho dinero, vivimos en condiciones de pobreza’. Puedo prometerles que seguirán en [condiciones de pobreza] si no siguen el modelo del Señor, que dijo que si quieren prosperar, necesitan cumplir los mandamientos”.

En una reunión con funcionarios públicos, el élder Nelson repasó la historia de los esfuerzos de la Iglesia por ayudar a aquellos que pasan necesidad. “En 1985, cuando hubo una hambruna muy severa [en África], los miembros de la Iglesia de todo el mundo sacrificaron sus comidas de todo un día para contribuir con aquello que hubieran gastado en comida para darlo al fondo humanitario para África. Esa contribución dio inicio a nuestro fondo humanitario”. Hoy en día, las contribuciones de la Iglesia para África se calculan en millones de dólares cada año.

El Libro de Mormón enseña la verdad

El élder Nelson enseñó que “el Libro de Mormón se dio al mundo como un regalo, como una herramienta que posibilitara que se llevase a cabo el prometido recogimiento de Israel”. Dijo que una de las grandes verdades que las Escrituras enseñan es que todas los cosas testifican de un Creador.

“Alguien dijo una vez que no hay Dios, y que el hombre apareció por casualidad. Bien, como [cirujano retirado], sé que eso no es verdad. Cada órgano en el cuerpo está tan bien diseñado, y es tan maravilloso en su función, en su habilidad de sanar, de repararse, y de cuidarse a sí mismo”, que nuestros propios cuerpos testifican de que hay un Dios, dijo.

Esa es una de las razones, dijo, por la que necesitamos mantener nuestros espíritu, el cual reside en nuestro cuerpo, libre de corrupción. “[Su cerebro] archiva todo cuanto ustedes ven y hacen. Esa es la razón por la cual les advertimos en cuanto a la pornografía. Es un veneno para el espíritu. Pero el cuerpo tiene una manera maravillosa para librarse de la mayoría de los venenos. Si hay una ensalada, o una sopa, o algo que coman que esté en mal estado, su cuerpo tiene una manera maravillosa de librarse de ella, y en su momento, ustedes volverán a sentirse bien. O si inhalan algo que no sea bueno, pueden exhalarlo y librarse de ello. Pero no hay un sistema de eliminación en el cerebro para un recuerdo, excepto el arrepentimiento”.

“El único antídoto que una persona puede tener contra las tentaciones de Satanás”, dijo el élder Nelson, “tiene que venir del interior. [La persona tiene que aprender a decir] ‘No, no miraré esto, no escucharé esto, no tocaré esto’. Esa gran habilidad espiritual de negarse a uno mismo de lo indigno, sólo puede venir de nuestro interior”.

La formación académica es esencial

El élder Nelson también enseñó que “la formación académica es uno de sus objetivos principales. La gloria de Dios es la inteligencia. Llenen su mente con la verdad, cada día más que el día anterior. Abran la oportunidad a los buenos libros, a los buenos pensamientos, a la buena música”, dijo.

“La formación académica es la diferencia entre simplemente desear poder hacer algo de valor, y tener la habilidad de hacer algo por su prójimo”.