Lección 34

Podemos orar a nuestro Padre Celestial

Primaria 2: Haz lo Justo B


Objetivo

Fortalecer el deseo de cada uno de los niños de orar a nuestro Padre Celestial tal como Jesús lo hizo.

Preparación

  1. Con espíritu de oración, estudie 3 Nefi 17 al 19.

  2. Prepárese para ayudar a los niños a cantar o a repetir la letra de la canción “Demos gracias al Padre” (Canciones para los niños, pág. 15).

  3. Prepare una hoja de papel para cada niño, tal como se indica a continuación:

    handout
  4. Materiales necesarios:

    1. Un ejemplar del Libro de Mormón.

    2. Un lápiz regular o de cera para cada niño.

    3. La lámina 3–60, Oración de una niña (62310), y la lámina 3–61, Jesús ora con los nefitas (62542O).5.

Haga los arreglos necesarios para las Actividades complementarias que desee llevar a cabo.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a un niño que ofrezca la primera oración.

Si en la clase anterior usted instó a los niños a hacer algo en particular durante la semana pasada, pregúnteles si lo hicieron.

Podemos hablar con nuestro Padre Celestial

Actividad para despertar el interés

Exponga la lámina 3–60, Oración de una niña.

• ¿De qué forma podemos hablarle a nuestro Padre Celestial?

• ¿De qué manera oramos a nuestro Padre Celestial?• ¿Cuándo oramos a nuestro Padre Celestial?

Por motivo de que nuestro Padre Celestial nos ama mucho, nos ha brindado la posibilidad de hablar con Él porque desea que le expresemos agradecimiento por nuestras bendiciones y que le pidamos ayuda cuando la necesitemos.

Podemos darle gracias a nuestro Padre Celestial

Análisis

Explique que cuando oramos, debemos dar gracias a nuestro Padre Celestial por nuestras bendiciones.

• ¿Quisieran mencionar algunas de las bendiciones que nos ha dado nuestro Padre Celestial y por las cuales podemos darle gracias? (Entre las respuestas podían estar: nuestra casa, nuestra familia, el hermoso mundo en que vivimos, los alimentos y la ropa.)

Cuando nos dirigimos a nuestro Padre Celestial por medio de la oración, usamos palabras especiales. Por ejemplo, cuando le damos las gracias, decimos: “Te agradecemos …” o “Te damos las gracias por …”

Dé a los niños la oportunidad de decir a la clase las palabras que utilizarían para agradecerle a nuestro Padre Celestial alguna bendición en particular. Pídales que cada uno de ellos piense en algo que podría agradecerle a nuestro Padre Celestial y las palabras que emplearía para hacerlo. (“Te agradecemos …” o “Te damos las gracias por …”.)

Relato

Pida a los niños que presten atención mientras usted les cuenta, con sus propias palabras, el siguiente relato sobre la forma en que Jean se acordó de dar gracias al Padre Celestial:

Jean vivía en Inglaterra y era tiempo de guerra. Era de noche y la niña tenía miedo. Su abuelita vivía en un pueblo pequeño cerca de la ciudad de Londres, y Jean iba camino a su casa para visitarla. Ella tenía que pedalear la bicicleta por más de tres kilómetros para llegar al camino principal. La niña oró con fervor, rogando que no le sucediera nada malo.

Mientras pedaleaba la bicicleta y oraba, una fuerte ráfaga de viento helado la dejó casi sin aliento. Volvió a suplicar que pudiera llegar sana y salva y que pudiera ver el camino.

Repentinamente, vio brillar una luz tras una colina. Siguió pedaleando en dirección a la luz, y durante el resto del camino, la luz no dejó de brillar delante de ella.

Jean se sintió muy agradecida; sabía a ciencia cierta que el Padre Celestial había contestado su oración. Desde ese entonces, cada vez que recordaba esa experiencia, daba nuevamente gracias a nuestro Padre Celestial. (Véase Lucile C. Reading, “The Light”, Children’s Friend, agosto de 1965, pág. 45.)

Ponga de relieve que tal como Jean se acordaba de dar gracias a nuestro Padre Celestial, todos debemos recordar agradecerle todas las cosas que nos da y la ayuda que nos proporciona.

Canción y análisis

Canten o repitan la letra de las primeras tres estrofas de la canción “Demos gracias al Padre”.

A nuestro Padre gracias dad

por sus dones y bondad:

Por nuestras manos, pies también,

ropa, casa, y sostén;

Por mi papá y mi mamá,

y hermanos que nos da.

Pregunte a los niños si desean mencionar otras bendiciones por las que hayan dado gracias a nuestro Padre Celestial.

Podemos pedirle ayuda a nuestro Padre Celestial

Lámina y testimonio

Señale la lámina 3–60, Oración de una niña.

A continuación, exprese su testimonio de que sean cuales fueren los problemas que tengamos, siempre podemos pedirle ayuda a nuestro Padre Celestial.

• ¿Podrían mencionar algunas de las cosas por las que podemos pedir ayuda a nuestro Padre Celestial? (Dé tiempo a los niños para que piensen. Entre las respuestas podrían estar: ayuda para dar un discurso o hacer las tareas de la escuela, ayuda para entender y aprender a obedecer los mandamientos, pedir protección especial y sanarnos cuando estamos enfermos.)

Pida a los niños que mencionen ocasiones en que hayan orado pidiendo ayuda para otra persona, como por ejemplo, algún miembro de la familia, amigos o vecinos.

Cuando le pedimos ayuda a nuestro Padre Celestial, usamos las palabras te pido que. Pida a los niños que repitan esas palabras.

Canción

Canten o repitan la letra de la canción “Doy gracias, oh Padre” (Canciones para los niños, pág. 9).

Oh Padre bendito, doy gracias a ti,

por las bendiciones que hoy recibí.

Por mis padres queridos y mi buen hogar,

por todos los dones que Tú sabes dar.

Debemos orar a menudo, como lo hizo Jesucristo

Presentación por el maestro

Ponga de relieve el hecho de que cuando Jesucristo vivió sobre la tierra, oró muchas veces al Padre. Después de Su resurrección, también oró al Padre Celestial. Además, cuando Jesús visitó a los nefitas, no sólo les enseñó Su Evangelio y les bendijo, sino que también oró por ellos y les enseñó que ellos también debían orar.

Lámina

Muestre la lámina 3–61, Jesús ora con los nefitas.

Explique que el Libro de Mormón habla de que Jesús reunió a los que le rodeaban y les pidió que se arrodillaran. Cuando se arrodillaron en el suelo, Él también se puso de rodillas y oró al Padre Celestial. La oración que Jesús ofreció fue tan hermosa que cuando oyeron Sus palabras, se llenaron de gozo.

Después que Jesucristo les enseñó muchas cosas maravillosas, les enseñó que debían orar como Él lo había hecho.

Pasaje de las Escrituras y análisis

Lea 3 Nefi 18:16.

• Según este pasaje de las Escrituras, ¿qué enseñó Jesucristo al pueblo nefita? (Les enseñó a orar.)

Ponga de relieve que Jesucristo se fue de entre los nefitas, pero que regresó una vez más. Cuando lo hizo, oró nuevamente al Padre Celestial para expresarle las gracias por haber ayudado a Sus discípulos nefitas. También pidió al Padre Celestial que bendijera a la gente. Jesucristo oró muchas veces mientras estuvo con los nefitas; algunas de esas oraciones se encuentran registradas en el Libro de Mormón, donde se nos dice que algunas de ellas fueron tan hermosas que no se pudieron escribir.

Explique que cada uno de nosotros debe hacer lo que Jesucristo les enseñó a los nefitas, o sea, orar con frecuencia a nuestro Padre Celestial.

• ¿Cuándo podemos orar a nuestro Padre Celestial? (Dé a los niños la oportunidad de responder e intercambie con ellos ideas sobre las diversas ocasiones en que pueden orar, incluso todas las mañanas y todas las noches, a la hora de comer, en la oración familiar y cada vez que tengamos problemas o necesitemos ayuda especial.)

• ¿Cuáles son las palabras que utilizamos para dirigirnos a nuestro Padre Celestial?

Pida a los niños que repitan “Te agradecemos” y “Te damos las gracias por”. Inste a los niños a usar lenguaje apropiado cuando oren.

Resumen

Actividad

Dé a los niños las hojas de papel que habrá preparado y un lápiz regular o de cera, e indíqueles que hagan un dibujo en cada mitad de la hoja; uno que represente algo por lo que quisieran dar las gracias y otro que represente algo que deseen pedir en oración.

Testimonio del maestro

Exprese a los niños su testimonio de la oración. Ponga de relieve que es una gran bendición poder orar a nuestro Padre Celestial para darle las gracias por lo que nos da y para pedirle ayuda. Inste a los niños a tener sus oraciones diarias y recuérdeles que pueden orar en cualquier momento y en cualquier lugar que ellos deseen.

En preparación para la última oración, pida a los niños que sugieran cosas por las cuales deseen expresar agradecimiento a nuestro Padre Celestial y también lo que deseen pedir para que la persona que ore lo incluya en la oración.

Dé usted la última oración, expresando las ideas que hayan sugerido los niños.

Actividades complementarias

Escoja de entre las siguientes actividades las que sean más apropiadas para los niños de su clase. Puede realizarlas durante la lección, como repaso o resumen. Para más información, véase “El período de clases”, en “Ayudas para el maestro”.

  1. Recite el siguiente verso, haciendo los movimientos que se indican; en seguida repítalo con los niños, haciendo movimientos.

    Dios nos dio el árbol (levantar los brazos en alto y abrir los dedos), las hierbas y las flores (ahuecar la mano izquierda y colocar la mano derecha adentro con los dedos estirados hacia arriba).

    Él nos dio la lluvia (levantar los brazos y mover los dedos como si fueran gotas de agua) y el sol caliente (formar un círculo con los brazos en alto). Nos dio el invierno, frío de verdad (cruzar los brazos como que se tiene frío), también el verano (reclinarse hacia atrás con las manos a la altura de los hombros); a Él gracias dad (agachar la cabeza y cruzar los brazos como para orar).

  2. Con sus propias palabras cuente el siguiente relato de cómo fue contestada la oración de un niño:

    Un niño de ocho años se encontraba en la mesa de operaciones de un hospital. Sus padres habían muerto, pero él había aprendido a orar. Él sabía que la operación que le iban a hacer era peligrosa, de modo que le pidió al médico que iba a efectuar la operación:

    —Doctor, antes de operarme, ¿podría ofrecer una oración por mí?

    El cirujano miró al niño y sorprendido contestó:

    —¿Por qué?, yo no puedo orar por ti.

    El pequeño le pidió a los demás médicos que iban a ayudar en la operación que oraran por él, pero cada uno de ellos le dio la misma respuesta que el cirujano anterior. Entonces el niño dijo:

    —Si ustedes no oran por mí, ¿podrían, por favor, esperar unos momentos mientras yo mismo lo hago?

    Y diciendo esto, se puso de rodillas en la mesa de operaciones y oró:

    —Padre Celestial, soy sólo un niño huérfano, pero estoy muy grave y estos doctores me van a operar. Te pido que los ayudes para que lo hagan bien. Y ahora, Padre Celestial, si es tu voluntad que yo me sane, te prometo que me portaré bien. Gracias por sanarme.

    Cuando el niño terminó la oración, los médicos y las enfermeras tenían los ojos llenos de lágrimas. El niño se acostó en la mesa de operaciones y dijo:

    —Ahora sí estoy listo (adaptado de George Albert Smith, Sharing the Gospel with Others, sel. Preston Nibley, Salt Lake City, Deseret Book Co., 1948, págs. 144–145).

  3. Haga para cada niño un cuadro de oración semanal que ocupe la mitad de una hoja de papel, de modo tal que ellos puedan poner una marca cada vez que hagan la oración por la mañana y por la noche. Pídales que, en la otra mitad de la hoja de papel, se dibujen a sí mismos orando, e ínstelos a que pongan el cuadro en un lugar donde puedan verlo a fin de que les recuerde que deben poner las marcas correspondientes cada vez que ofrezcan la oración de la mañana y la de la noche.

  4. Repase con los niños el Artículo de Fe 1.