Lección 10

Puedo hablar con mi Padre Celestial por medio de la oración

Primaria 2: Haz lo Justo A


Objetivo

Que los niños comprendan que pueden acercarse a nuestro Padre Celestial al orar con reverencia.

Preparación

  1. Estudie con la ayuda de la oración Mateo 6:9 y 3 Nefi 18:19–20. Vea también Principios del evangelio (31110 002), capítulo 8.

  2. Escriba preguntas como las que se encuentran a continuación en trozos de papel separados. Prepare por lo menos una pregunta para cada niño (si la clase es muy pequeña, podría preparar por lo menos dos preguntas para cada niño).

    1. Si un miembro de tu familia se ausenta por unos días, ¿qué le podrías pedir a nuestro Padre Celestial en tus oraciones?

    2. Si en la lección aprendimos que debemos escoger lo correcto, ¿qué le podríamos pedir a nuestro Padre Celestial al terminar con oración la clase?

    3. Si en la lección aprendimos que debemos ser amables con la gente, ¿qué podríamos pedir a nuestro Padre Celestial al terminar con oración la clase?

    4. Si tu amigo estuviera enfermo y no pudiera salir a jugar, ¿qué le pedirías a nuestro Padre Celestial en tus oraciones?

    5. ¿Cuáles son las cosas por las que podríamos pedir en nuestras oraciones por la mañana y por la noche?

    6. ¿Qué podríamos pedir para los niños de nuestra clase de la Primaria cuando oramos?

  3. Haga arreglos para cantar o repetir al unísono la letra de “Con reverencia” (Canciones para los niños, pág. 10).

  4. Materiales necesarios:

    1. Una Biblia y un Libro de Mormón.

    2. La lámina 2-14, Oración en la clase (62200); la lámina 2-15, Brigham Young; la lámina 2-16, Heber J. Grant cuando era niño.

  5. Haga los arreglos necesarios para las actividades complementarias que desee llevar a cabo.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar el interés

Antes de pedir a un niño que ofrezca la primera oración, muestre la lámina 2-14, Oración en la clase, y con reverencia canten o repitan la letra de “Con reverencia”.

Hoy, Señor, con reverencia

en Tu casa andaré;

cerraré al orar los ojos

y los brazos cruzaré.

Siento que Tú estás aquí.

Y en silencio escucharé,

y mis pensamientos hoy

con reverencia expresaré.

Reverente, oh Señor,

aquí en Tu casa yo seré.

• Cuando alguien de la clase ofrece la oración, ¿qué hacemos nosotros?

Cante nuevamente “Con reverencia”. Pida a los niños que se preparen para decir la oración haciendo lo que dice la letra de la canción.

Pida a un niño que ofrezca la primera oración.

Antes de orar, debemos prepararnos

Análisis

• ¿Qué dice la canción que debemos hacer para prepararnos para orar?

• ¿Por qué inclinamos la cabeza cuando oramos?

Ayude a los niños a comprender que, al inclinar la cabeza cuando oramos, le hacemos ver a nuestro Padre Celestial que lo amamos, honramos y respetamos. Nuestro Padre Celestial es mejor y más poderoso que un rey, un presidente o cualquier otra persona en la tierra y Él ha hecho muchas cosas por nosotros. Debemos demostrarle que lo amamos y honramos.

• ¿Por qué cruzamos los brazos cuando oramos?

Ayude a los niños a comprender que si movemos las manos mientras se ofrece la oración, no podemos concentrarnos en lo que se dice ni permitimos que otros lo hagan.

• ¿Por qué cerramos los ojos cuando oramos?

Puede pedir a los niños que cierren los ojos mientras piensan en la respuesta a esta pregunta.

Ayúdeles a comprender que al tener los ojos cerrados, tenemos menos posibilidades de distraernos con las cosas que nos rodean y podemos pensar en nuestro Padre Celestial y en lo que le estamos diciendo.

Podemos sentir la cercanía de nuestro Padre Celestial cuando oramos

Presentación por el maestro

Explique que al inclinar la cabeza, cruzar los brazos y cerrar los ojos, podemos prestar atención a nuestra oración en lugar de fijarnos en las cosas que están a nuestro alrededor; además, obtenemos un sentimiento de reverencia y nos sentimos cerca de nuestro Padre Celestial, es decir, estamos preparados para hablar con Él.

Relato

Muestre las láminas 2-15, Brigham Young, y 2-16, Heber J. Grant cuando era niño, y cuente con sus propias palabras el siguiente relato acerca de un niño que se sintió muy cerca de nuestro Padre Celestial al orar:

Hace muchos años, Brigham Young era el Profeta y Presidente de la Iglesia. Había un niñito de unos seis años de edad llamado Heber J. Grant que jugaba con uno de los hijos del Presidente. A menudo se encontraban jugando en la casa del Profeta cuando llegaba la hora de reunir a la familia para orar. Heber se hincaba con ellos, cruzaba los brazos y prestaba atención a la oración que ofrecía el presidente Brigham Young. El Presidente hablaba con nuestro Padre Celestial de tal manera que parecía que el Padre mismo estaba con ellos en la habitación. En una ocasión Heber no pudo resistir la tentación de abrir los ojos para ver si nuestro Padre Celestial estaba en verdad allí. Por supuesto que sólo vio al presidente Brigham Young y a su familia, pero aun así, supo que nuestro Padre Celestial estaba con el presidente Brigham Young, lo oía y le daba la ayuda y la guía que él le estaba pidiendo.

Cuando Heber creció, llegó a ser Apóstol y luego Presidente de la Iglesia (véase Heber J. Grant, Gospel Standards, comp. G. Homer Durham, Salt Lake City: Improvement Era, 1941, págs. 223–224).

También podría compartir una experiencia personal de cuando usted se haya sentido cerca de nuestro Padre Celestial al orar, tal como Heber J. Grant se sintió.

Recuerde a los niños que nuestro Padre Celestial siempre nos escucha cuando oramos. El inclinar la cabeza, cruzar los brazos y cerrar los ojos mientras oramos nos ayuda a sentir que nuestro Padre Celestial está cerca.

Cuando oramos, debemos hablar con reverencia

Análisis de pasajes de las Escrituras

Explique que nuestra manera de hablar en la oración demuestra el amor y respeto que tenemos por nuestro Padre Celestial.

• Cuando ustedes quieren hablar con alguien, ¿qué es lo primero que dicen para que la persona les preste atención? (Su nombre.)

• Cuando quieren hablar con nuestro Padre Celestial, ¿qué es lo primero que dicen?

Explique que lo primero que decimos en una oración es el nombre de nuestro Padre Celestial. Diga a los niños que Jesús nos enseñó esto cuando estuvo en la tierra. Lea en voz alta Mateo 6:9, y explique que por lo general acortamos la frase “Padre nuestro que estás en los cielos” y decimos “Nuestro Padre Celestial” o “Padre Celestial”.

Dígales que Jesús también nos enseñó cómo debemos terminar la oración. Lea en voz alta 3 Nefi 18:19.

• ¿Cómo nos dijo Jesús que debíamos finalizar la oración? (En Su nombre. Terminamos diciendo en el nombre de Jesucristo. Amén.)

• Cuando oramos en la clase o con nuestra familia y la persona que dice la oración dice la palabra “amén”, ¿qué hacemos nosotros?

Explique que cuando hacemos una oración con un grupo de personas, al decir “amén” al final de una oración, estamos diciendo que estamos de acuerdo con lo que la persona haya dicho en la oración. Significa que hemos estado orando junto con esa persona.

Oramos para dar gracias a nuestro Padre Celestial por nuestras bendiciones

Juego

Diga a los niños que hay dos razones importantes para orar. Para descubrir la primera, divídalos en dos equipos y pídales que, por turno, nombren cosas que nuestro Padre Celestial ha hecho por ellos. Cada cosa que digan debe ser algo que no se ha dicho antes. Si uno de los equipos no puede responder en seguida, pierde el turno y le toca al otro equipo. Juegue durante un rato hasta que ya no se les ocurra algo que no se haya dicho antes.

Si los niños no dan las siguientes respuestas, menciónelas usted:

  • Nuestro Padre Celestial nos dio la vida.

  • Nos dio nuestras familias.

  • Nos dio la tierra.

  • Envió a Jesucristo a la tierra para ayudarnos.

  • Prometió contestar nuestras oraciones de la mejor manera.

Análisis

Pregunte a los niños lo siguiente:

  • Cuando alguien les hace un regalo o es amable y amoroso con ustedes, ¿qué le dicen ustedes?

  • ¿Quién nos ha dado más regalos que ninguna otra persona? (Nuestro Padre Celestial.)

  • ¿Cuál es la primera razón que tenemos para orar? (Agradecerle a nuestro Padre Celestial las muchas bendiciones que nos da.)

Ponga de relieve que así como damos gracias a nuestros padres, familiares y amigos por las cosas especiales que hacen por nosotros, del mismo modo debemos agradecerle a nuestro Padre Celestial lo que hace por nosotros. Cuando le damos gracias, nuestro Padre Celestial se siente feliz.

Oramos para pedirle ayuda a nuestro Padre Celestial

Relato

Con sus propias palabras relate la historia de Esteban a fin de ayudar a los niños a descubrir la segunda razón por la cual oramos:

Esteban y sus padres se mudaron de ciudad y el primer día de clases Esteban se sintió muy mal porque no conocía a nadie. Como sentía deseos de regresar a casa, agachó la cabeza sobre el escritorio para que nadie lo viera llorar.

Muy pronto la maestra se dio cuenta de que al niño le pasaba algo, y como pensó que podía estar enfermo, se acercó para hablar con él. A Esteban le dio tanta vergüenza estar llorando en la escuela que trató de dejar de hacerlo, pero no pudo.

Suavemente, de manera que nadie pudiera oírlo, oró diciendo: “Padre Celestial, por favor ayúdame a dejar de llorar”. Muy pronto pudo lograrlo y dijo a la maestra que ya se sentía mejor, y tuvo un día feliz.

Análisis

• ¿Qué fue lo que ayudó a Esteban a sentirse mejor?

• ¿Cómo les han ayudado a ustedes las oraciones?

Actividad

Explique que la segunda razón para orar es pedir la ayuda de nuestro Padre Celestial. Para ayudar a los niños a comprender algunas de las cosas específicas que pueden pedir en las oraciones, coloque sobre la mesa o el piso las preguntas que usted escribió de antemano en las hojas de papel. Pida a los niños que cada uno tome una de las hojas. Lea cada pregunta en voz alta y pida al niño que la haya escogido que dé la respuesta.

Ayude a los niños a comprender que para recibir la ayuda de nuestro Padre Celestial, debemos hacer lo posible por escoger siempre lo correcto. Luego, cuando oramos y le pedimos a nuestro Padre Celestial lo que Él sabe que es lo mejor para nosotros, Él nos lo dará (véase 3 Nefi 18:20).

Resumen

Análisis

• ¿Qué podríamos agradecerle a nuestro Padre Celestial en la oración final de hoy? (Entre las respuestas se podrían mencionar la oportunidad de venir a la Primaria para aprender más acerca de la oración.)

• ¿Qué podríamos pedirle a nuestro Padre Celestial en la oración?

Testimonio

Comparta su testimonio de lo importante que es hablar con nuestro Padre Celestial todos los días. Recuerde a los niños que deberíamos orar a la mañana y a la noche, y en cualquier otro momento en que necesitemos ayuda especial o nos sintamos agradecidos con nuestro Padre Celestial.

Anime a los niños a no olvidarse de orar a la mañana y a la noche durante la semana.

Pida a un niño que ofrezca la última oración, pero antes diga a los niños que se van a preparar para orar cantando con voz reverente “Con reverencia”, haciendo al mismo tiempo los movimientos que indica la canción. Recuérdeles que nuestro Padre Celestial escucha y que todos los que están en el cuarto están orando aunque sólo uno diga las palabras de la oración. Recuérdeles que deben decir “amén” al concluir.

Actividades complementarias

Elija de entre las siguientes actividades aquellas que sean de mayor beneficio para los niños de su clase. Puede utilizarlas durante la lección o como repaso o resumen. Para mayor información, vea la sección “El período de clase” en “Ayudas para el maestro”.

  1. Dé a cada niño una copia del papel que dice “Oraré con reverencia”, que se encuentra al final de esta lección. Dé a los niños lápices de cera para que coloreen sus dibujos. Dígales que se los muestren a sus familias y que les cuenten lo que aprendieron acerca de la oración.

  2. Ayude a los niños a cantar o repetir la letra de “Con reverencia” (Canciones para los niños, pág. 10), al mismo tiempo que hacen las acciones que se indican.

    Con reverente actitud (Cruzar los brazos.)

    pedimos al Señor, (Inclinar la cabeza.)

    nos dé su santa protección

    y su divino amor.

  3. Dé a los niños papel y lápices de cera para que se dibujen a sí mismos orando. Podrían hacer dibujos de la oración familiar, de la oración personal de la mañana o de la noche, de la bendición de alimentos o de cualquier otro momento y lugar en que ellos oren.