Objetivo
Que cada uno de los jóvenes comprenda la importancia de escuchar y seguir las instrucciones del profeta viviente.
Preparación
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1.
Estudie con devoción Ezequiel 3:17 y Doctrina y Convenios 1:14, 38; 21:4–6; 28:2; 101:54; 107:65–67, 91–92; 112:20; 124:61.
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2.
Materiales necesarios:
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a.
Los libros canónicos (cada joven debe tener los suyos propios).
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b.
Una fotografía del profeta actual.
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c.
Lápices para marcar las Escrituras.
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a.
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3.
Haga copias de las citas que habrán de leerse durante la lección o prepárese para facilitar el manual a los jóvenes cuando les pida que las lean.
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4.
Asigne a dos jóvenes para que practiquen para representar el diálogo. Quizás usted podría hacerles copias del diálogo.
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5.
Si dispone de ellas en su localidad, traiga a la clase ejemplares de Liahona que contengan discursos de recientes conferencias generales.
Nota
Quizás prefiera dividir la lección para presentarla en dos clases consecutivas o seleccionar de la lección los puntos que a su juicio podrían tener la mayor influencia en los jóvenes.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Introducción
Análisis de la fotografía
Muestre a la clase la fotografía del profeta actual y pida a los jóvenes que expliquen lo que sepan de él y de la posición que ocupa.
• ¿Qué piensan acerca del profeta actual?
• ¿Cuáles son las responsabilidades del profeta?
• ¿Por qué es importante que confiemos en el profeta y lo honremos?
Profeta, vidente y revelador
Análisis en la pizarra
Escriba en la pizarra el nombre del Presidente de la Iglesia. Explique a los jóvenes que nosotros lo sostenemos como profeta, vidente y revelador. Escriba en la pizarra debajo del nombre del Presidente de la Iglesia las palabras profeta, vidente y revelador.
Análisis
• ¿Qué significan las palabras profeta, vidente y revelador?
Pida a tres de los jóvenes que, por turno, lean respectivamente en la Guía para el estudio de las Escrituras las definiciones de profeta y vidente, y el tercer párrafo de revelación.
• ¿Qué significa sostener a un líder?
Presente a la clase un resumen explicando que sostenemos al Presidente de la Iglesia como profeta, vidente y revelador, lo cual significa que lo apoyamos como portavoz del Señor y que estamos dispuestos a aceptar y seguir su consejo.
Cita
Relate a la clase la declaración hecha por el presidente Gordon B. Hinckley acerca del sostenimiento del profeta: “Me dirijo al sacerdocio de esta Iglesia, doquiera que se encuentren reunidos por el mundo, con gratitud porque tenemos un Profeta para guiarnos en estos últimos días; suplico lealtad hacia él, a quien el Señor ha llamado y ungido; suplico fidelidad en apoyarlo y en prestar atención a sus enseñanzas. En otra ocasión he dicho desde este púlpito que si tenemos un profeta, lo tenemos todo; si no tenemos un profeta, no tenemos nada y sí, tenemos un Profeta; lo hemos tenido desde la fundación de esta Iglesia; y nunca estaremos sin un Profeta, si vivimos en forma tal que seamos dignos de merecerlo.
“El Señor vela por esta obra. Éste es Su reino. No somos como ovejas sin pastor. No somos como un ejército sin un líder… Dios nos ayude a ser veraces y fieles, a escuchar con oído atento ese consejo proveniente del que es nuestro Padre y nuestro Dios, y del que es nuestro Salvador y nuestro Redentor, transmitido a nosotros a través de aquellos a quienes sostenemos como profetas” (“Creed a sus profetas”, Liahona, julio de 1992, pág. 63).
Sólo el Presidente recibe revelaciones para toda la Iglesia
Marca de pasaje de las Escrituras
Pida a uno de los jóvenes que lea Doctrina y Convenios 107:65–67, 91–92 y sugiera a la clase que marquen estos versículos y escriban al margen de ellos las palabras Presidente de la Iglesia.
Explíqueles que el Presidente del Sumo Sacerdocio es el profeta viviente y tiene la responsabilidad de presidir la Iglesia. También los Apóstoles y los consejeros en la Primera Presidencia se sostienen como profetas, videntes y reveladores, pero el Señor ha designado al Presidente de la Iglesia como la única persona que ha de recibir las revelaciones e instrucciones referentes a toda la Iglesia en conjunto.
Pida a un joven que lea y explique Doctrina y Convenios 28:2.
Cita y uso de la pizarra
Pida a uno de los jóvenes que lea la siguiente declaración:
“Debemos recordar, debemos saber, que solamente al Presidente de la Iglesia, el Sumo Sacerdote Presidente, se le sostiene como profeta, vidente y revelador para la Iglesia y que únicamente él tiene el derecho de recibir revelaciones para la Iglesia, ya sean nuevas o modificativas, o proveer interpretaciones autorizadas de pasajes de las Escrituras pertinentes a la Iglesia, o cambiar de modo alguno sus doctrinas. Él es el único portavoz de Dios en la tierra en cuanto a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la única Iglesia verdadera. Sólo él puede declarar el parecer y la voluntad de Dios para con Su pueblo. Ningún otro oficial de cualquier otra iglesia en el mundo posee este alto honor y suprema prerrogativa” (J. Reuben Clark Jr., “When Are Church Leader’s Words Entitled to Claim of Scripture?”, Church News, 31 de julio de 1954, pág. 10).
Escriba en la pizarra lo siguiente, dejando lugar para agregar luego otras palabras:
Presidente de la Iglesia
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1.
La única persona que recibe revelaciones para toda la Iglesia
Dios no permitirá nunca que el profeta desvíe a la Iglesia
Citas
Distribuya copias de las cuatro citas siguientes o permita que cuatro jóvenes las lean del manual, mencionando en cada caso el nombre correspondiente del profeta que hizo la declaración:
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1.
El presidente Wilford Woodruff dijo:
Declaro a Israel que: “El Señor jamás permitirá que os desvíe yo ni ningún otro hombre que funcione como Presidente de esta Iglesia. No es parte del programa. No existe en la mente de Dios. Si yo intentara tal cosa, el Señor me quitaría de mi lugar, y así lo hará con cualquier hombre que intente desviar a los hijos de los hombres de los oráculos de Dios y de su deber” (Declaración Oficial—1).
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2.
El élder Marion G. Romney se refirió a una experiencia que tuvo con el presidente Heber J. Grant:
“Recuerdo que hace años, cuando era yo obispo, el presidente Grant habló en nuestro barrio. Después de la reunión, lo llevé a su casa… Cuando llegamos allí, bajé de mi automóvil y lo acompañé hasta la puerta de la casa. Deteniéndose a mi lado, puso una mano sobre mi hombro y me dijo: ‘Hijo mío, conserve siempre su vista en el Presidente de la Iglesia, y si él le pide que haga algo que esté mal y usted lo hace, el Señor lo bendecirá por ello.’ Entonces, guiñando un ojo, agregó: ‘Pero no se aflija. El Señor nunca permitirá que Su portavoz desvíe a Su pueblo’” (en Conference Report, octubre de 1960, pág. 78).
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3.
El presidente Harold B. Lee, refiriéndose al presidente David O. McKay, dijo:
“Nosotros creemos en un profeta, vidente y revelador viviente, y les doy mi solemne testimonio de que lo tenemos. No dependemos únicamente de las revelaciones recibidas en el pasado que nuestros libros canónicos contienen, aun cuando éstas son maravillosas, sino que… tenemos un portavoz a quien Dios le revela Su parecer y Su voluntad. Dios jamás permitirá que nos desvíe. Como ya se ha dicho, Dios nos quitaría del lugar si intentáramos hacerlo. No deben ustedes preocuparse. Dejen que el Señor se encargue de la administración y el gobierno de Dios. No traten de buscar faltas en cuanto a la administración y los asuntos que sólo a Él competen y se reciben por revelación a través de Su profeta: Su profeta, vidente y revelador viviente” (The Place of the Living Prophet, Seer, and Revelator [discurso pronunciado ante el cuerpo docente de seminarios e institutos, Universidad Brigham Young, 8 de julio de 1968], pág. 13).
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4.
El presidente Joseph Fielding Smith explicó:
“Hay algo que debemos tener en nuestra mente sin ninguna duda. Ni el Presidente de la Iglesia ni la Primera Presidencia, ni las voces mancomunadas de la Primera Presidencia y los Doce desviarán jamás a los miembros de la Iglesia ni emitirán al mundo un consejo que sea contrario al parecer y a la voluntad del Señor” (en Conference Report, abril de 1972, pág. 88).
Ejercicio en la pizarra Agregue en la pizarra la segunda frase:
Presidente de la Iglesia
-
1.
La única persona que recibe revelaciones para toda la Iglesia
-
2.
Jamás desviará a la Iglesia
El profeta es un atalaya
Cita
Lea la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley:
“Recordemos de quién es esta Iglesia. Lleva el nombre del Señor Jesucristo, que está a la cabeza, y Él tiene el poder para sacar de su oficio a cualquier persona que no esté cumpliendo con su deber o que esté enseñando algo que no se halle en armonía con Su divina voluntad. “Afirmo a todos que nosotros no tenemos un programa personal; solamente tenemos el programa del Señor. Existen aquellos que nos critican cuando publicamos una amonestación de consejo o de advertencia; pido a todos que entiendan que nuestros ruegos no son motivados por deseos egoístas; ruego que entiendan que nuestras advertencias no carecen de peso y razón; ruego que entiendan que no se llega a la decisión de hablar de ciertos asuntos sin la deliberación, el análisis y la oración debidos; ruego que entiendan que nuestra única ambición es ayudar a cada uno en sus problemas, sus dificultades, su familia y su vida en general…
“Tenemos la responsabilidad bosquejada por Ezequiel: ‘Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya en la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte’ (Ezequiel 3:17).
“No tenemos deseo egoísta en nada de esto, sino el deseo de que nuestros hermanos sean felices, que en su hogar se encuentren la paz y el amor, que sean bendecidos por el poder del Todopoderoso en todas las actividades que emprendan con rectitud” (“La Iglesia sigue el curso establecido”, Liahona, enero de 1993, págs. 65–66).
Lea y analice con los jóvenes Ezequiel 3:17 y Doctrina y Convenios 101:54 y 124:61.
• ¿En qué manera es nuestro profeta actual un atalaya? ¿De qué problemas o peligros nos ha advertido?
• ¿Cómo podría el consejo del profeta protegernos de los peligros?
Ejercicio en la pizarra Agregue en la pizarra la tercera frase:
El Presidente de la Iglesia
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1.
La única persona que recibe revelaciones para toda la Iglesia
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2.
Jamás desviará a la Iglesia
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3.
Un atalaya para advertirnos de los peligros espirituales y temporales
El profeta es un maestro
Cita
El presidente Gordon B. Hinckley nos ha enseñado:
“Hay muchos elementos que ponen a prueba nuestra disposición a aceptar la palabra de los profetas. Jesús dijo: ‘¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!’ (Mateo 23:37).
“Así ha sido a través de la historia de la humanidad, y así es hoy día.…
“Y otra vez, como siempre, hacemos frente a otros asuntos morales públicos, esta vez en lo que concierne a las loterías, el sistema de apuestas y otras formas de juegos de azar. Los presidentes de la Iglesia se han expresado en forma clara y precisa en cuanto a estos temas.
“Éstas son cosas pequeñas pero importantes. Nos recuerdan la contienda que existió entre el profeta Elías y los profetas de Baal. En esa ocasión, Elías dijo: ‘¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él’ (1 Reyes 18:21)” (Ibíd., págs. 62–63).
Pasaje de las Escrituras y análisis
Pida a un joven que lea Éxodo 18:20.
• ¿Qué consejo recibió Moisés acerca de lo que debía enseñar al pueblo?
• ¿Por qué es importante que escuchemos lo que los profetas nos enseñan acerca de las ordenanzas, las leyes y lo que debemos estar haciendo en nuestra vida diaria?
Ejercicio en la pizarra
Agregue en la pizarra la cuarta frase:
El Presidente de la Iglesia
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1.
La única persona que recibe revelaciones para toda la Iglesia
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2.
Jamás desviará a la Iglesia
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3.
Un atalaya para advertirnos de los peligros espirituales y temporales
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4.
Enseña las ordenanzas y leyes de Dios
Los miembros de la Iglesia deben seguir al profeta viviente
Citas y análisis
Explique a los jóvenes que una de nuestras pruebas mayores es seguir a los profeta vivientes.
Léales la siguiente declaración del élder Harold B. Lee:
“En los primeros días de la Iglesia pasamos por un período de calumnias y falsías, y lo superamos. Por causa de nuestros enemigos, nos sentimos aún más unidos. Sufrimos una época de ataques y expulsiones en la que muchos perdieron la vida y mucha sangre fue derramada, y de alguna manera la condición de mártires nos fortaleció. Sufrimos pobreza y de ello obtuvimos valor. Luego vivimos un tiempo que podríamos llamar de apostasía o de traición proveniente de nuestras propias filas, una de las pruebas más severas a que fuimos sometidos. En la actualidad estamos pasando por otra prueba, un período al que podríamos definir como de sofisticación. Ésta es una época en la que mucha gente inteligente no está dispuesta a escuchar a los humildes profetas del Señor. Y hemos sufrido por ello. Ésta es, en realidad, una prueba muy seria” (“Sweet Are the Uses of Adversity,” Instructor, junio de 1965, pág. 217).
El presidente Gordon B. Hinckley contó lo siguiente acerca del presidente Joseph Fielding Smith:
“Después (del presidente McKay), Joseph Fielding Smith ocupó el cargo de Presidente de la Iglesia y Profeta del Señor. Algunos pensaban que él hablaba ásperamente, como los profetas del Antiguo Testamento. Sí, hablaba con franqueza y sin rodeos; ésa es la misión de un Profeta. Pero por experiencia sé que era un hombre de enorme bondad, que se afligía y sufría la porfía con que muchos se negaban a obedecer los mandamientos del Señor.
“Solía usar estas palabras que nunca olvidaré: ‘Veraz y fiel’. En sus discursos, en sus conversaciones privadas, en sus oraciones al Señor, suplicaba que fuésemos veraces y fieles. Los que han seguido su consejo han saboreado el dulce fruto de la obediencia; los que se han burlado, han probado algo de la amargura que causa el negar la verdad” (Ibíd., págs. 61–62).
• ¿Cuáles son las enseñanzas actuales del profeta que a la gente le resultan difíciles de aceptar y obedecer?
Pida a uno de los jóvenes que lea Doctrina y Convenios 1:14, 38.
Cómo debemos recibir las palabras del profeta? ¿Por qué?
• ¿Pida a los jóvenes que lean Doctrina y Convenios 21:4–6 y 112:20.
• ¿Qué bendiciones se prometen a quienes reciban y obedezcan las palabras del profeta?
• ¿Cómo podemos cultivar nuestra fe en las palabras del profeta?
Cita
“…Si seguimos a Sus profetas y Apóstoles, el Señor nos mostrará el camino.
“¡No dudemos de sus instrucciones! Es así de sencillo. No obstante, no estoy diciendo que debemos tener una fe ciega ni obedecer ciegamente. “Algunas veces querréis pruebas de una doctrina o de lo que diga el profeta. ¡Guardad los mandamientos! Orad, caminad en rectitud y, mediante el dulce y cálido sentimiento que os transmita el Espíritu Santo, sabréis que todo es verdadero” (Waldo P. Call, “Seguid a los profetas”, Liahona, enero de 1991, pág. 95).
¿Estoy siguiendo a las Autoridades?
Representación Pida a los dos jóvenes previamente asignados para ello que lean el siguiente diálogo.
Esteban (no miembro): ¿Crees verdaderamente que tu iglesia tiene un profeta viviente?
Claudio: (miembro de la Iglesia): Sí, yo creo que el presidente de nuestra Iglesia es un profeta. Él recibe revelaciones de nuestro Padre Celestial.
Esteban: ¿Con cuánta frecuencia recibe tu profeta revelaciones de Dios?
Claudio: Yo creo que constantemente; cada vez que la Iglesia necesita recibir instrucciones.
Esteban: ¿Cómo sabes cuáles son esas revelaciones?
Claudio: Mayormente por medio de nuestras conferencias generales.
Esteban: ¿Pueden asistir a esas conferencias todos los miembros de tu iglesia?
Claudio: No, la Iglesia es muy grande. Pero las sesiones de las conferencias se transmiten por televisión y vía satélite. Y todos pueden leer las palabras del profeta en el Informe de la Conferencia o en las revistas de la Iglesia.
Esteban: ¿Crees que la mayoría de la gente las lee?
Claudio: Bueno, quizás no todos.
Esteban: ¿Las lees tú?
Claudio: Y… no siempre, porque no tengo tiempo.
Esteban: ¿Qué dijo el profeta en la última conferencia?
Claudio: Bueno… no sé… Estuve estudiando para un examen muy importante y no pude escuchar la transmisión. Tengo el ejemplar de Liahona con los discursos de la conferencia, pero no he tenido tiempo de leerlos.
Esteban: ¿Crees realmente en tu profeta?
Claudio: ¡Por supuesto!
Esteban: Pero, ¿cómo puedes decir que sigues al profeta cuando ni siquiera sabes lo que dice?
Análisis en la pizarra
• ¿Qué consejo nos ha dado el profeta?
Si pudo conseguirlas, distribuya entre los jóvenes las revistas con discursos de las más recientes conferencias. Pídales que lean los discursos del profeta viviente y que ubiquen en ellos instrucciones específicas y las cosas que el profeta haya recalcado particularmente. Anote en la pizarra los mandamientos dados por el profeta e invite entonces a los jóvenes a que consideren las siguientes preguntas para contestarlas en silencio para sí mismos.
• ¿Cuán seriamente han seguido ustedes el consejo del profeta? ¿Qué podrían hacer para lograrlo con mayor eficacia?
Exhorte a los jóvenes a que se comprometan por sí mismos a seguir el consejo de los profetas vivientes en su vida.
Conclusión
Cita y análisis
Lea la siguiente promesa hecha por el presidente Gordon B. Hinckley:
“…Agrego mi propio testimonio, el testimonio de alguien que ha conocido y trabajado muy de cerca con siete de los Presidentes de la Iglesia durante un período de más de medio siglo. Sé que ellos han sido hombres de Dios, llamados por Él, capacitados y protegidos, educados y disciplinados para el singular llamamiento que han tenido. Nuestro pueblo ha sido bendecido por seguir su consejo, y continuaremos siendo bendecidos si andamos por las sendas que ellos nos han indicado y que seguirán indicándonos” (“Su reino de los Últimos Días se ha establecido”, Liahona, julio de 1991, pág. 100).
• ¿Qué bendiciones han recibido por seguir las enseñanzas del profeta viviente?
Presentación por el asesor y testimonio
Cuente a los jóvenes cómo logró usted un testimonio de que el profeta viviente es llamado de Dios. Quizás podría relatarles en qué forma usted y su familia han sido bendecidos por seguir el consejo del profeta viviente. Testifíqueles que quienes aceptan y dependen de las palabras del profeta viviente reciben por ello bendiciones. Explíqueles que la vida está repleta de peligros pero que si leen, estudian, oran y siguen los consejos del profeta viviente y de los líderes de la Iglesia que presiden sobre nosotros, podremos llegar con seguridad a nuestro destino, el reino celestial.
Cometido
Exhorte a los jóvenes a que lean los discursos y artículos del profeta y que apliquen en su vida los principios que nos enseña.