Jesucristo dirige su Iglesia a través de un profeta, quien actúa como Presidente de la Iglesia, y dos apóstoles que son llamados a ser consejeros del profeta. Este grupo se conoce como la Primera Presidencia y es el máximo órgano de gobierno de la Iglesia.

Los miembros de la Primera Presidencia son Apóstoles de Jesucristo. Junto con los demás Apóstoles, son testigos especiales de Jesucristo, llamados a enseñar y testificar de Él por todo el mundo. Ellos viajan con frecuencia para ofrecer discursos de motivación ante vastas congregaciones de miembros de la Iglesia y otras personas, además de reunirse con los líderes de la Iglesia. Procuran obtener la guía de Jesucristo conforme supervisan asuntos que afectan a los millones de miembros de la Iglesia de todo el mundo. Estos asuntos incluyen la obra misional, la ayuda humanitaria, el servicio en el templo, la instrucción del Evangelio y mucho más.

El Presidente de la Iglesia siempre es el Apóstol de más antigüedad, la persona que ha servido como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles durante la mayor cantidad de tiempo. Cuando muere un Presidente de la Iglesia, el siguiente Apóstol de mayor antigüedad se convierte en el Presidente de la Iglesia y escoge consejeros para que sirvan con él en la Primera Presidencia. Si bien todos los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles son sostenidos como “profetas, videntes y reveladores”, el término “el profeta” hace referencia al Presidente de la Iglesia.

Por medio de los mensajes inspirados de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles, el Señor da instrucciones y guía a Su Iglesia, lo que ayuda a los miembros con los desafíos que experimentan en la vida.

La Primera Presidencia fue organizada originalmente por José Smith, el primer profeta de la Iglesia.