Cuando el Señor enseñó la ley del diezmo por medio de Su profeta Malaquías, incluyó una audaz promesa; es más, un desafío:
“… y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).
“Probar” en las Escrituras por lo general significa comprobar o poner a prueba. El Señor básicamente está diciendo: “Si crees que no te bendeciré por pagar el diezmo, ¡ponme a prueba! Te daré tantas bendiciones que no sabrás qué hacer con ellas”.
En realidad, ocurre lo mismo con todos los mandamientos. Para saber si un principio proviene de Dios, tienes que vivir de acuerdo con él y ver lo que sucede (véase Juan 7:17). Sin embargo, con respecto a la ley del diezmo, el Señor lo explicó claramente: Pon este mandamiento a prueba y verás resultados.
¿Si pagas el diezmo significa que nunca tendrás problemas económicos? No. El vivir la Palabra de Sabiduría tampoco garantiza que nunca te vas a enfermar; pero cuando obedecemos Sus mandamientos, el Señor tiene maneras de ayudarnos a sentir paz y seguridad aun cuando tengamos dificultades. Quienes pagan humildemente el diezmo tienen derecho a recibir la protección y la ayuda del Señor. ¿No te gustaría que se abriesen las ventanas de los cielos y se derramasen bendiciones sobre ti?