Escritura del día: “Y acaeció que hubo muchos que murieron, creyendo firmemente que el Señor Jesucristo había redimido sus almas; por lo que salieron del mundo con regocijo”. —Alma 46:39
Muchas personas le tienen miedo a la muerte porque no saben lo que vendrá después. Otros le tienen miedo a la muerte porque tienen una idea de lo que viene después y no quieren enfrentarse a Dios.
Pero para las personas que están tratando de seguir el ejemplo de Cristo, la muerte no debería ser muy aterradora. ¡No es que la esperemos con ansias! Pero no tiene que ser aterradora.
El profeta Alma enseñó que, cuando los justos mueren, sus espíritus “s[on] recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena” (Alma 40:12).
La muerte es solo una transición, como el nacimiento: pasar a través de un velo de un lado al otro.
Ahora bien, eso no significa que no podamos estar tristes cuando mueren las personas buenas. ¡Las echaremos de menos! Pero podemos hallar consuelo al saber que están en un lugar lleno de paz.
Notas
Para obtener más información sobre este tema, véase “Las puertas de la muerte”, del presidente Russell M. Nelson, Conferencia General de abril de 1992.