“Al mirar la vida con ojos de gratitud, veo cómo el Señor está presente en todo momento en mi vida, por más difíciles que sean las cosas. Me he dado cuenta de que las cosas más sencillas pueden brindarnos la mayor felicidad”, dijo Ester.
“Hace un tiempo, el ejercicio no habría estado en mi lista de gratitud. ¡Entonces probé andar en bicicleta y descubrí que me encanta! Cuando ando en bicicleta, me siento feliz. Siento que el mundo que me rodea es un lugar mejor. Me da tiempo para pensar, mirar la naturaleza y sentir el amor del Padre Celestial. Cuando estoy preocupada o triste, me ayuda a calmarme. Cuando estoy en mi bicicleta, puedo ver miles de razones para estar agradecida”, dijo ella.
“Cuando miras a tu alrededor y ves lo que realmente importa, también puedes hallar gozo”.
¡Muchas gracias por tus palabras, Ester! ¿Qué bendiciones pequeñas y sencillas has visto hoy?
Encuentra más inspiración en cuanto a este tema en las páginas 12–14 de la revista Para la Fortaleza de la Juventud de febrero. Compartiremos historias de éxito pequeñas y sencillas a lo largo del mes, ¡así que mantente atento!