Las Escrituras están llenas de referencias a la “luz”, tanto física como espiritual. El tipo de luz física (ser capaz de ver lo que te rodea en el mundo físico) es importante, y también lo es la luz espiritual.
A menudo las Escrituras hablan de la luz de esta manera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz a mi camino” (Salmo 119:105). Metafóricamente, la palabra de Dios “ilumina” el camino para que podamos “ver” lo que debemos hacer y a dónde debemos ir. ¡Esto se aplica incluso cuando no podemos ver nada físicamente!1
Tal vez una de las razones por las que el Señor utiliza la metáfora de la luz con tanta frecuencia es porque es fácil entenderla y aprender de ella. Considera el relato del hermano de Jared de Éter 3:
- Su pueblo tenía que viajar a través del océano en barcos que eran herméticos y a prueba de aire y, desafortunadamente, muy oscuros en el interior.
- Tal vez podrían sobrevivir sin luz, ¡pero no sería un viaje muy cómodo!
- El hermano de Jared oró pidiendo luz.
- El Señor trabajó con el hermano de Jared para crear una solución: tocando unas piedras para hacerlas brillar durante su viaje.
¿Puedes encontrar algún paralelismo entre esa historia y la luz espiritual? Por ejemplo, podrías pasar por la vida sin guía espiritual. Millones de personas lo hacen. Pero la vida es mucho mejor con el Evangelio y el Espíritu Santo, especialmente cuando nos enfrentamos a las preguntas y problemas que plantea.
Ilumina tu vida
Notas
1. Para más información sobre está idea, mira un discurso de la conferencia titulado: “La luz se allega a la luz”, del élder Timothy J. Dyches de la conferencia general de abril de 2021.