Durante la época en que vivió Jesús, Su pueblo estaba gobernado por dos grupos: los sumos sacerdotes judíos y el gobierno romano. Después de que el Salvador fuera arrestado, lo llevaron a ambos tipos de líderes para ser juzgado.
Los ancianos judíos hicieron falsas acusaciones en contra de Él ante un sumo sacerdote llamado Caifás. Entonces un líder romano llamado Pilato interrogó al Salvador. Finalmente, Cristo fue sentenciado a muerte por crucifixión.
Los soldados azotaron a Jesús y, para burlarse de Él, lo vistieron con una corona de espinas y un manto. Lo llevaron al Gólgota donde lo clavaron a una cruz. Durante Su sufrimiento, Jesús le pidió al Padre Celestial que perdonara a los soldados que lo crucificaron y le dijo a Su Padre que Su obra había terminado.
Después de Su muerte, parte del templo se hizo pedazos y la tierra se estremeció. En todo el mundo, otros grupos de personas como aquellos de quienes se escribe en el Libro de Mormón también vieron las señales de Su muerte. El Salvador había permitido que Su cuerpo fuera quebrantado, ¡pero no era la última vez que Sus seguidores lo verían con vida!
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Nota: Esta publicación es parte de una serie que comparte los acontecimientos de la semana previa a la resurrección del Salvador.