“No siempre escucho la voz del Padre Celestial, pero Él me ayuda en silencio. Me demuestra que existe y que está a mi lado cuando lo necesito, y ha hecho lo mismo por mi madre”, dijo Mark.
“Después de que mi mamá se unió a la Iglesia en Ucrania, ahorró dinero para pagar su diezmo. Su familia era muy pobre, y mi abuela le dijo que necesitaban el dinero para comprar alimentos para sus hermanos y hermanas. Pero mi mamá se negó. ‘No’, dijo ella. ‘Este no es tu dinero; es el dinero de Dios’. Corrió a la iglesia para pagar su diezmo”, dijo él.
“Cuando mi mamá regresó, encontró a su familia comiendo pasta y puré de papas. La noche anterior, su tía soñó que tenía que llevarle comida a su familia”, dijo él.
“Esto puede parecer sencillo, pero así es como el Padre Celestial se me manifiesta. Él me ayuda con cosas pequeñas que marcan una gran diferencia en mi vida”.
¡Muchas gracias por contar tu historia, Mark! El diezmo es una manera sencilla de atraer grandes bendiciones a nuestra vida.
¡Esperamos que hayas disfrutado de las historias de éxito pequeñas y sencillas que se compartieron a lo largo de este mes! Encuentra más inspiración en cuanto a este tema en las páginas 12–14 de la revista Para la Fortaleza de la Juventud de febrero.