2010–2019
La lengua del Evangelio
Abril de 2017


El idioma del Evangelio

La enseñanza poderosa es extremadamente importante para preservar el Evangelio en nuestras familias, y que requiere diligencia y esfuerzo.

Después de ser llamado como Autoridad General, me trasladé con mi familia de Costa Rica a Salt Lake City para mi primera asignación en los Estados Unidos. He tenido la bendición de conocer personas maravillosas de culturas y orígenes étnicos diferentes. Entre ellas hay muchas que, como yo, nacieron en países de Latinoamérica.

He notado que aquí muchos hispanos de la primera generación hablan español como su primer idioma y suficiente inglés como para comunicarse. La segunda generación, los que nacieron en los Estados Unidos o que vinieron a temprana edad y asistieron a la escuela aquí, hablan inglés muy bien y tal vez un español a medias. Con frecuencia, en la tercera generación, el español, la lengua materna de sus antepasados, se ha perdido1.

En términos lingüísticos esto se denomina sencillamente “pérdida del idioma”. Esta pérdida suele suceder cuando las familias se trasladan a un país extranjero donde su lengua materna no es la predominante. No solo sucede entre los hispanos, sino en poblaciones de todo el mundo donde la lengua materna es reemplazada por un nuevo idioma2. Incluso a Nefi, un profeta del Libro de Mormón, le preocupaba perder el idioma de sus padres cuando se estaba preparando para partir hacia la tierra prometida. Nefi escribe: “Y he aquí, es prudente para Dios que obtengamos estos anales a fin de que preservemos para nuestros hijos el idioma de nuestros padres3.

Pero a Nefi también le preocupaba perder otro tipo de idioma. En el versículo siguiente leemos: “Y también para preservarles las palabras que han salido de la boca de todos los santos profetas, las cuales les han sido dadas por el Espíritu y poder de Dios, desde el principio del mundo, hasta el día de hoy”4.

Noté una similitud entre preservar una lengua materna y preservar el evangelio de Jesucristo en nuestra vida.

Hoy, en mi analogía, me gustaría hacer hincapié no en un idioma terrenal en particular, sino más bien en un idioma eterno que debemos preservar en nuestras familias y no perder jamás. Me refiero al idioma5 del evangelio de Jesucristo. Por “idioma del Evangelio” me refiero a todas las enseñanzas de nuestros profetas, nuestra obediencia a ellas y el seguir tradiciones de rectitud.

Abordaré tres maneras de preservar este idioma.

Primero: Ser más diligentes y atentos en el hogar

En Doctrina y Convenios, el Señor invitó a muchos miembros prominentes de la Iglesia, incluido Newel K. Whitney, a poner sus hogares en orden. El Señor dijo: “Mi siervo Newel K. Whitney… también tiene necesidad de ser reprendido, y de poner en orden a su familia, y procurar que sean más diligentes y atentos en el hogar, y que oren siempre, o serán quitados de su lugar”6.

Un factor que influye en la pérdida de la lengua materna es cuando los padres no dedican tiempo a enseñarla a sus hijos. No basta simplemente con hablarla en casa. Si los padres desean preservar su lengua, deben enseñarla. Las investigaciones han concluido que los padres que realizan un esfuerzo consciente por preservar su lengua materna suelen lograrlo7. ¿Cuál sería un esfuerzo consciente para preservar el idioma del Evangelio?

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, advirtió que “una enseñanza y modelo débil del Evangelio en el hogar” es una causa poderosa que puede romper el ciclo de las familias multigeneracionales en la Iglesia8.

Por tanto, podemos concluir que la enseñanza poderosa es extremadamente importante para preservar el Evangelio en el hogar, y que requiere diligencia y esfuerzo.

Se nos ha invitado muchas veces a adquirir la práctica del estudio personal y familiar diario de las Escrituras9. Muchas familias que lo están haciendo son bendecidas cada día con mayor unidad y una relación más personal con el Salvador.

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Padre e hija estudiando las Escrituras

¿Cuándo tendrá lugar el estudio diario de las Escrituras? Cuando los padres las tomen en sus manos y, con amor, inviten a la familia a reunirse para estudiarlas. Es difícil ver que este estudio suceda de alguna otra manera.

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Familia estudiando las Escrituras

Padres y madres, no se pierdan estas grandes bendiciones. ¡No esperen a que sea demasiado tarde!

Segundo: Un fuerte modelo en el hogar

Un lingüista experto escribió que para preservar una lengua materna “es necesario hacer que el idioma cobre vida para los niños”10. Hacemos que el idioma “cobre vida” cuando la enseñanza y un modelo adecuado van de la mano.

De joven trabajaba en la fábrica de mi padre durante las vacaciones. La primera pregunta que él siempre me hacía después de haber recibido mi salario era: “¿Qué vas a hacer con tu dinero?”.

Yo sabía la respuesta y contestaba: “Pagar el diezmo y ahorrar para la misión”.

Después de trabajar durante unos ocho años y constantemente responder a la misma pregunta, mi padre pensó que me había enseñado a pagar el diezmo. Lo que él no sabía es que yo había aprendido este importante principio en un solo fin de semana. Permítanme relatarles cómo aprendí ese principio.

Después de algunos sucesos relacionados con una guerra civil en Centroamérica, el negocio de mi padre quebró, y pasó de tener unos 200 empleados de tiempo completo a menos de cinco costureras que trabajaban en el garaje de nuestra casa según hubiera demanda. Un día, durante aquellos tiempos difíciles, oí a mis padres hablar si debían pagar el diezmo o comprar alimentos para sus niños.

El domingo seguí a mi padre para ver qué iba a hacer. Después de las reuniones de la Iglesia lo vi tomar un sobre y poner el diezmo en él. Aquello solo fue una parte de la lección. La pregunta que yo seguía haciéndome era qué íbamos a comer.

El lunes por la mañana temprano, unas personas llamaron a nuestra puerta. Cuando la abrí, preguntaron por mi padre. Lo llamé y cuando él llegó, los visitantes le hablaron de un pedido urgente de ropa que había que coser rápidamente. Le dijeron que el pedido era tan urgente que le pagarían por adelantado. Ese día aprendí los principios de pagar el diezmo y las bendiciones que esto trae.

El Señor habla en el Nuevo Testamento sobre cómo brindar un modelo adecuado, diciendo: “De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera”11.

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Asistir al templo

No basta con hablarle a los hijos acerca de la importancia del matrimonio en el templo, el ayuno o santificar el día de reposo. Ellos deben ver que hacemos espacio en el calendario para ir al templo con tanta frecuencia como podamos. Necesitan ver nuestro compromiso con el ayuno regular12 y el santificar todo el día de reposo. Si los jóvenes no son capaces de ayunar dos comidas seguidas, de estudiar las Escrituras con regularidad, ni de apagar el televisor durante un partido importante que se juega en domingo, ¿tendrán la autodisciplina espiritual para resistir las poderosas tentaciones del difícil mundo actual, incluida la tentación de la pornografía?

Tercero: Las tradiciones

Otra forma de que se altere o se pierda un idioma es cuando otros idiomas y tradiciones se mezclan13.

En los primeros años de la Iglesia restaurada, el Señor invitó a muchos miembros prominentes de la Iglesia a poner sus hogares en orden; comenzó Su invitación abordando dos maneras de cómo perder la luz y la verdad en nuestros hogares: “Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad, por medio de la desobediencia, y a causa de las tradiciones de sus padres14.

Nuestras familias necesitan evitar cualquier tradición que nos impida santificar el día de reposo o tener el estudio diario de las Escrituras y la oración diaria en el hogar. Necesitamos cerrar las puertas digitales de nuestros hogares a la pornografía y a toda otra mala influencia. Para combatir las tradiciones del mundo en nuestros días necesitamos valernos de las Escrituras y de la voz de los profetas modernos para enseñar a nuestros hijos acerca de su identidad divina, su propósito en la vida y la misión divina de Jesucristo.

Conclusión

En las Escrituras encontramos varios ejemplos de “pérdida del idioma”15. Por ejemplo:

“Y aconteció que había muchos de los de la nueva generación que no pudieron entender las palabras del rey Benjamín, pues eran niños pequeños en la ocasión en que él habló a su pueblo; y no creían en la tradición de sus padres…

“Así que, por motivo de su incredulidad no podían entender la palabra de Dios; y se endurecieron sus corazones”16.

Para esa nueva generación, el Evangelio llegó a ser un idioma desconocido;y si bien a veces se debate sobre los beneficios de mantener una lengua materna, en el contexto del Plan de Salvación no hay debate sobre las consecuencias eternas de perder el idioma del Evangelio en el hogar.

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Madre orando con su hijo

Como hijos de Dios, somos personas imperfectas tratando de aprender un idioma perfecto17. Así como una madre es compasiva con sus hijos pequeños, nuestro Padre Celestial es paciente con nuestras imperfecciones y errores. Él atesora y entiende nuestros débiles balbuceos, musitados con sinceridad, como si fueran poesía fina; se regocija en el sonido de nuestras primeras palabras del Evangelio; Él nos enseña con amor perfecto.

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Familia orando juntos

Ningún logro en esta vida, por muy importante que sea, tendrá relevancia si perdemos el idioma del Evangelio en nuestras familias18. Es mi testimonio que nuestro Padre Celestial nos bendecirá en nuestros esfuerzos por intentar abrazar Su idioma, aun hasta que nos desenvolvamos con fluidez en este nivel superior de comunicación que siempre fue nuestro idioma materno. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Entre los hispanos, en la tercera generación “el nivel de monolingüísmo es… 72 por ciento” (Richard Alba, “Bilingualism Persists, but English Still Dominates” [“Persiste el bilingüísmo, pero aún impera el inglés”], migrationpolicy.org/article/bilingualism-persists-english-still-dominates).

  2. “Hablar solo inglés es el modelo predominante en la tercera generación” (Alba, “Bilingualism Persists, but English Still Dominates”).

  3. 1 Nefi 3:19; cursiva agregada.

  4. 1 Nefi 3:20; cursiva agregada.

  5. Se puede definir una lengua como un “sistema de comunicación verbal y casi siempre escrito, propio de una comunidad humana” (Diccionario de la lengua española, 23ª edición, http://dle.rae.es/?id=N77BOIl).

  6. Doctrina y Convenios 93:50; cursiva agregada.

  7. “Es posible [preservar una lengua materna], pero requiere dedicación y planeamiento” (Eowyn Crisfield, “Heritage Languages: Fighting a Losing Battle?” [“Lenguas legadas: ¿Una batalla perdida?”], onraisingbilingualchildren.com/2013/03/25/heritage-languages-fighting-a-losing-battle). “Por ejemplo, los germanohablantes del medio oeste [de Estados Unidos] lograron mantener su lengua materna por generaciones” (Alba, ibíd.).

  8. David A. Bednar, “Multigenerational Families,” en reuniones de líderes previas a la conferencia general, abril de 2015, broadcasts.lds.org.

  9. Un ejemplo moderno es esta instrucción de la Primera Presidencia: “Aconsejamos a los padres y a los hijos que den prioridad absoluta a la oración familiar, a la noche de hogar, al estudio y a la instrucción del Evangelio, y a las actividades familiares sanas.” (Carta de la Primera Presidencia, 11 de febrero de 1999).

  10. “Es necesario que el idioma cobre vida para los niños a fin de que entiendan, comuniquen y sientan una parte de las personas representadas por dicho idioma” (“Heritage Languages: Fighting a Losing Battle?”); cursiva agregada.

  11. Juan 5:19

  12. “La observancia apropiada del día de ayuno por lo general implica abstenerse de comer y beber durante dos comidas consecutivas durante un período de 24 horas, asistir a la reunión de ayuno y testimonios y dar una ofrenda de ayuno generosa para ayudar a cuidar a los necesitados” (Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, sección 21.1.17).

  13. Véase Omni 1:17.

  14. Doctrina y Convenios 93:39; cursiva agregada.

  15. En el contexto de este discurso, “pérdida del idioma” alude a cómo puede perderse el Evangelio (véase Jueces 2:10; Omni 1:17; 3 Nefi 1:30).

  16. Mosíah 26:1, 3; cursiva agregada.

  17. Véase Mateo 5:48; 3 Nefi 12:48.

  18. Véase Mateo 16:24–26.