2000–2009
La importancia de la familia
Abril 2003


La importancia de la familia

Ruego que tengamos la resolución de edificar este año un hogar centrado en el Evangelio, un puerto seguro que nos proteja de las tormentas del adversario.

En un mundo de agitación e incertidumbre, es más importante que nunca hacer de la familia el centro de nuestras vidas y darle prioridad absoluta. La familia constituye el centro mismo del plan de nuestro Padre Celestial. En la siguiente declaración de “La Familia: Una proclamación para el mundo” se explican las responsabilidades de los padres para con su familia:

“El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sus hijos. ‘He aquí, herencia de Jehová son los hijos’ (Salmos 127:3). Los padres tienen la responsabilidad sagrada de educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, de enseñarles a amarse y a servirse el uno al otro, de guardar los mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y las esposas, madres y padres, serán responsables ante Dios del cumplimiento de estas obligaciones”1.

En reuniones que recientemente hemos tenido con los miembros de Primera Presidencia, ellos han expresado estar preocupados por la desintegración de la familia. Dieron el mandato al Comité Ejecutivo del Sacerdocio de que, al cumplir con nuestras asignaciones, nos concentráramos en la familia.

Como resultado de la inquietud de la Primera Presidencia, ya se han puesto en marcha muchos planes y esfuerzos. Nos valdremos de todos los recursos que haya disponibles para alentar a que en la organización designada especialmente por el Señor, la familia, haya mayor armonía, amor e influencia para bien.

Debemos hacer de nuestros hogares un refugio en el cual ampararnos de la tormenta que nos azota cada vez con más fuerza. Si se dejan aunque sean aberturas mínimas, el no taparlas puede hacer que las influencias negativas penetren los muros de nuestros hogares. Permítanme darles un ejemplo:

Hace varios años, mientras cenaba con mi hija y su familia, presencié una escena bastante común en la mayoría de los hogares que cuentan con niños pequeñitos. Mi hija trataba de que su hijito de tres años se alimentara con comida equilibrada. El niño había comido todo lo que le gustaba, pero dejó una porción pequeña de habichuelas verdes que no le agradaban. Sin saber qué más hacer, la madre tomó el tenedor e intentó hacerle comer las habichuelas. El niño ingirió lo que pudo, pero finalmente exclamó: “Mira mamá, no arruines nuestra linda amistad”.

Esas palabras, tal cual, provenían de un anuncio comercial que él había visto en la televisión unos días antes. ¡Ah, grande es el impacto que tienen en nuestras familias la publicidad, los programas de televisión, Internet y los demás medios de difusión!

Les recordamos que deben ser los padres los que presidan sus propias familias.

Llegarán a ustedes ayudas y recordatorios a través del sitio de Internet y de los canales de televisión de la Iglesia, al igual que por medio de los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, con el propósito de brindarles ayuda en sus esfuerzos por cumplir con las responsabilidades familiares.

En algunas partes del mundo, tenemos otra opción aparte de los canales comerciales de televisión con su programación antifamilia. Tenemos lo que se llama Televisión BYU, un canal que presenta programas orientados hacia la familia y que, además de presentar enseñanzas del Evangelio, tiene programas destinados a instruir a los padres y a entretener a la familia. También nos esforzaremos por aumentar la calidad y la frecuencia de los programas “Home Front” (anuncios televisivos de la Iglesia que hacen resaltar la vida del hogar y de la familia).

Contamos además con otras ayudas que tienen más alcance que un canal de televisión. Me refiero al sitio de la Iglesia en Internet, www.lds.org, que hace poco ha sido actualizado con una nueva página en inglés sobre el hogar y la familia. La página contiene ideas provenientes de las Escrituras y de los líderes de la Iglesia para fortalecer a la familia, así como sugerencias para actividades familiares. Esta nueva sección sobre el hogar y la familia contiene:

  • Enseñanzas de los líderes de la Iglesia específicamente sobre la familia.

  • Ideas para actividades familiares.

  • Sugerencias breves para que la noche de hogar sea más significativa y amena.

  • Artículos sobre temas tales como el modo de hacer que las noches de hogar sean más satisfactorias, la forma de fortalecer la relación entre marido y mujer, e ideas para lograr una relación más estrecha entre los miembros de la familia.

A medida que se vaya actualizando el sitio, se agregarán más ideas para la planificación de las noches de hogar, entre las cuales habrá una que sugerirá actividades relacionadas con los programas Fe en Dios, Cumplir nuestro deber a Dios y El progreso personal.

Tenemos también un medio de comunicación que llega a toda la Iglesia: nuestras magníficas revistas. Estas revistas llegan a nuestros hogares en forma regular y constituyen otra manera de difundir información para ayudar a fortalecer a la familia. Quienes reciben la revista Ensign o la revista Liahona tal vez hayan visto en el número de marzo un mensaje del presidente Gordon B. Hinckley sobre la noche de hogar:

“‘En toda la Iglesia se celebra el programa de la noche de hogar para la familia una vez a la semana [los lunes por la noche], en la cual los padres se sientan con sus hijos y estudian las Escrituras, hablan de los problemas familiares, planean actividades juntos y otras cosas por el estilo. No vacilo en decir que si cada familia la llevara a la práctica, veríamos una gran diferencia en la solidaridad de las familias del mundo’ (entrevista, Boston Globe, 14 de agosto de 2000)”2.

Después del mensaje del presidente Hinckley en el que nos instó a llevar a cabo la noche de hogar, en el número siguiente de la revista Ensign se publicó un artículo titulado: “A Calling I Didn’t Know I Had” (Un llamamiento que desconocía tener).

“Era difícil realizar la noche de hogar cuando nuestros hijos eran chicos. Mi marido y yo tomamos en serio el consejo de los profetas de los últimos días de realizar la noche de hogar con frecuencia, pero por causa de las exigencias de nuestros llamamientos y de otras responsabilidades, solíamos no tener el tiempo ni las energías para planificar una noche de hogar eficaz y amorosa para el lunes por la noche.

“Un domingo visité la Primaria y me di cuenta de lo cautivados que estaban los niños con las historias, las ayudas visuales y las breves pero eficaces actividades que se usaron en el tiempo para compartir y para la música. También me quedé absorta al aprender de las bien preparadas presentaciones de la consejera de la Primaria y de la hermana líder de música. Pensé: ‘Es obvio que mezclan el tiempo justo con mucho amor. Lo que hacen en sus llamamientos es maravilloso’.

“En ese momento me vino la idea: ‘La noche de hogar es uno de tus llamamientos. En realidad, es parte de tu llamamiento primordial: ¡el de ser madre!’. Reflexioné acerca de eso: ‘Si puedo asegurarme de tener suficiente tiempo para magnificar mi llamamiento de encargada del boletín y de maestra visitante, sin duda puedo magnificar mi llamamiento de realizar la noche de hogar’”3.

Es maravilloso ese pensamiento que ella nos ha presentado para alentarnos a planificar con mayor eficacia esa noche tan especial designada para la familia.

Aprovechamos para avisarles que la edición de junio de las revistas de la Iglesia tendrá como tema central a la familia. Además, durante el transcurso del año habrá ediciones de Liahona, Ensign, New Era y Friend con material para la enseñanza en el hogar, así como extraordinarias sugerencias para la noche de hogar e ideas para los momentos de enseñanza cotidianos. Los artículos se han redactado de tal modo que se los podrá adaptar con facilidad para presentarlos como lección a la familia.

Los niños y los jóvenes aprenden la importancia de amar y honrar a los padres mediante mensajes proféticos y ejemplos vivientes, mientras que los padres aprenden a entablar y mantener estrechos vínculos familiares tanto en los buenos como en los malos momentos. El buen espíritu de esas revistas les ayudará a ustedes a llenar sus hogares de calor humano, de amor y de la fortaleza del Evangelio.

El periódico Church News también hace su parte en la labor de difundir el mensaje de la familia con artículos sobre cómo afianzar el amor y el respeto en el hogar, poniendo el Evangelio en acción y planeando actividades recreativas edificantes.

Es nuestra esperanza que, al valernos de los medios de comunicación para inundar la Iglesia con el mensaje de la familia, los miembros de la Iglesia tengan la ayuda y el aliento necesarios para edificar familias mejores y más fuertes. Asimismo, tenemos la esperanza de que dicha inundación motive un esfuerzo consciente y constante en la constitución de la unidad familiar eterna. Tendrán ustedes a su disposición una abundante cantidad de materiales que les servirán para escoger ideas útiles. Por lo menos, al ver temas familiares tan a menudo, se nos recordará que debemos centrar nuestra atención en la organización más importante que el Señor ha establecido sobre la tierra.

Desde el principio, el Señor estableció la importancia de la organización familiar para nosotros. Poco después de que Adán y Eva salieron del Jardín de Edén, el Señor les habló y

“…descendió sobre Adán el Espíritu Santo, que da testimonio del Padre y del Hijo…

“[Entonces] Adán bendijo a Dios en ese día y fue lleno, y empezó a profetizar concerniente a todas las familias de la tierra, diciendo: Bendito sea el nombre de Dios, pues a causa de mi transgresión se han abierto mis ojos, y tendré gozo en esta vida, y en la carne de nuevo veré a Dios.

“Y Eva, su esposa, oyó todas estas cosas y se regocijó, diciendo: De no haber sido por nuestra transgresión, nunca habríamos tenido posteridad, ni hubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios concede a todos los que son obedientes.

“Y Adán y Eva bendijeron el nombre de Dios, e hicieron saber todas las cosas a sus hijos e hijas”4.

“El presidente Brigham Young explicó que nuestras familias no son todavía realmente nuestras. El Señor nos las ha encomendado para saber cómo las trataremos; solamente si somos fieles, se nos darán para siempre. Lo que hagamos en la tierra determinará si seremos o no dignos de llegar a ser padres celestiales”5.

La Iglesia ha determinado que hay dos ocasiones especiales para que la familia esté junta. El primero tiene que ver con santificar debidamente el día de reposo. En ese día hemos de asistir juntos a las reuniones y estudiar la vida y las enseñanzas del Salvador y de los profetas. “También hay otras actividades adecuadas para el domingo entre las que se destacan: (1) escribir en nuestros diarios personales y familiares, (2) llevar a cabo consejos familiares, (3) designar a personas o grupos que se encarguen de organizar actividades para fomentar la unión entre la familia inmediata y los parientes, (4) efectuar entrevistas personales entre padres e hijos, (5) escribir cartas a los parientes y a los misioneros, (6) trabajar en genealogía, (7) visitar a los parientes y a quienes estén enfermos o solos, (8) participar en la obra misional, (9) leer cuentos a los niños y (10) cantar himnos de la Iglesia”6.

La segunda ocasión se da los lunes por la noche cuando enseñamos a nuestros hijos durante noches de hogar bien organizadas que se realizan de forma regular. Los miembros de nuestra familia no deben tomar parte en ninguna otra actividad los lunes por la noche, puesto que esa velada se ha designado para que estemos juntos como familia.

Esperamos que todos hayan advertido el especial relieve que la Primera Presidencia ha dado a la noche de hogar. Hace poco, un mensaje de la Primera Presidencia, fechado el 4 de octubre de 1999 se publicó nuevamente en las revistas de la Iglesia:

“Para: Los miembros de la Iglesia de todo el mundo.

“Estimados hermanos y hermanas:

“La noche del lunes está reservada en la Iglesia para la Noche de Hogar. Animamos a los miembros a que aparten ese tiempo para fortalecer los lazos familiares y enseñar el Evangelio en su hogar.

“A principios de año hicimos un llamado a los padres para que dedicaran sus mejores esfuerzos a enseñar y criar a sus hijos en los principios del Evangelio, los cuales les mantendrán cerca de la Iglesia. También aconsejamos a los padres y a los hijos que dieran la más alta prioridad a la oración familiar, a la Noche de Hogar, al estudio y la instrucción del Evangelio y a las actividades familiares sanas.

“Instamos a los miembros, donde sea posible, a evitar la celebración de recepciones de boda u otras actividades similares los lunes por la noche. Donde sea práctico, los miembros podrían también animar a los líderes comunitarios y educativos a evitar programar actividades que requieran que los niños o los padres estén fuera de casa en la noche del lunes.

“Los edificios y propiedades de la Iglesia deben estar cerrados los lunes por la noche. No se deben planificar actividades de barrio o de estaca, y se debe evitar cualquier otra interrupción posible de la Noche de Hogar”7.

Ruego que tengamos la resolución de edificar este año un hogar centrado en el Evangelio, un puerto seguro que nos proteja de las tormentas del adversario. Recordemos una vez más las promesas e instrucciones del Señor a Sus hijos:

“La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.

“La luz y la verdad desechan a aquel inicuo…

“Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad, por medio de la desobediencia, y a causa de las tradiciones de sus padres.

“Pero yo os he mandado criar a vuestros hijos en la luz y la verdad”8.

Que sea éste el año en que gocemos de la luz y la verdad del Evangelio en el hogar. Que nuestros hogares se conviertan verdaderamente en refugios que nos protejan del mundo es mi humilde oración. En el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Liahona, octubre de 1998, pág. 24.

  2. “La noche de hogar para la familia”, Liahona, marzo de 2003, pág. 3.

  3. Jan Whitley Hansen, “The Calling I Didn’t Know I Had”, Ensign, marzo de 2003, pág. 6.

  4. Véase Moisés 5:4–5, 9–12.

  5. Principios del Evangelio, [manual, 31110 002, 2000], pág. 231.

  6. “Suggestions for Individual and Family Sabbath-Day Activities”, Ensign, marzo de 1980, pág. 76.

  7. Liahona, marzo de 2003, pág. 4.

  8. D. y C. 93:36–37, 39–40.