2000–2009
Día de dedicación
Octubre 2000


Día de dedicación

”Como expresión de nuestro amor por el Señor, ¿no podríamos rededicar nuestras vidas y hogares del mismo modo?”

Uno de mis himnos favoritos describe los tiernos sentimientos de mi corazón y de mi alma en este hermoso día de dedicación, y creo que la letra también describirá los de ustedes:

¡En este día de gozo y dicha,

Tu nombre alabamos, Señor;

En este lugar donde adoramos

Declaramos Tu gloria en alta voz!

¡Claro y limpio se eleva el son

Entre cánticos de alabanza

A nuestro Creador, Rey y Señor!1

El 7 de abril de 1863, Charles C. Rich habló en cuanto a la necesidad de edificar un tabernáculo donde reunirse, y declaró:”¿Qué diré sobre el tabernáculo? Es evidente que podemos disfrutar ya de la bendición de una construcción semejante, mas si lo posponemos, ¿cuándo lo haremos? Cuando se levante ese edificio, podremos disfrutar del beneficio y de las bendiciones que nos dará. Este mismo principio se aplica a todo lo que tenemos entre manos, ya sea construir un templo, edificar un tabernáculo, enviar carromatos a la frontera para recoger a los pobres, o… cualquier otra cosa que se requiera de nosotros. Y nada de esto se realizará a menos que trabajemos y hagamos algo nosotros mismos. No tenemos a nadie más de quien depender, así que tenemos la obligación de trabajar y hacerlo bien de nuestra parte”2.

¡Y pusieron manos a la obra!

Doy gracias a Dios por nuestro noble profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, quien, con la visión de un vidente, reconoció la necesidad de este magnífico edificio y, con la ayuda de muchas otras personas, ”puso manos a la obra”. El resultado está hoy ante nosotros y será dedicado esta mañana.

Como símbolo de nuestra gratitud, como expresión de nuestro amor por el Señor, ¿no podríamos rededicar nuestras vidas y hogares del mismo modo?

En su epístola a los corintios, el apóstol Pablo incluyó un matiz apostólico sobre el compromiso que tenemos de edificar cuando declaró: ”¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”3.

La necesidad de la dedicación personal y de la renovación del compromiso son esenciales en la sociedad actual. Echemos un rápido vistazo a varios artículos periodísticos que describen nuestra situación.

Lo siguiente procede de la agencia Associated Press: ”En nombre de la libertad de expresión, la Corte Suprema abolió una ley federal que protegía a los niños de los canales de televisión por cable con contenidos sexuales”4.

El siguiente relato venía en el diario The San Jose Mercury News: ”Puede que Alemania sea el motor económico de Europa, pero los domingos se apaga. Las fuerzas del mercado global están comenzando a alterar el tradicional día de descanso alemán. Con… el estilo americano [de poder comprar todos los días de la semana] y con Internet ofreciendo un acceso de 24 horas a los bienes del mundo, los rígidos horarios comerciales ’son como un castillo de la Edad Media’. Para competir con otras ciudades del mundo, Berlín debe ser más agresiva. ’Queremos hacer más dinero’ ”5.

Al contemplar la desilusión que actualmente embarga a miles de personas, aprendemos por las malas lo que un antiguo profeta escribió para nosotros hace tres mil años: ”El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener no sacará fruto”6.

El reverenciado Abraham Lincoln describió nuestra difícil situación con exactitud:

”Hemos sido los receptores de la más selecta abundancia de los cielos; hemos sido preservados todos estos años con paz y prosperidad; hemos crecido en número, en riqueza y en poder… pero hemos olvidado a Dios. Hemos olvidado la mano misericordiosa que nos preservó en paz, que nos multiplicó, enriqueció y fortaleció, y vanamente nos hemos imaginado, en el espíritu engañoso de nuestro corazón, que todas estas bendiciones eran fruto de una sabiduría y virtud humanas de carácter superior. Embriagados de un éxito continuo, hemos llegado a ser demasiado autosuficientes para sentir la necesidad de la gracia protectora y redentora, demasiado orgullosos para orar al Dios que nos creó”7.

Cuando la tormenta azota los mares de la vida, el marinero sabio busca un puerto de paz. La familia, como tradicionalmente la hemos conocido, es dicho refugio seguro. ”El hogar es la base para una vida recta y no hay nada que pueda suplantarlo ni cumplir sus funciones esenciales”8. En realidad, el hogar es mucho más que una casa. La casa se construye de madera, ladrillo y piedra. El hogar consiste de amor, sacrificio y respeto. Una casa puede ser un hogar, y éste puede ser un refugio cuando alberga a una familia. Cuando los verdaderos valores y las virtudes básicas son el fundamento de las familias que constituyen la sociedad, la esperanza vencerá a la desesperación, y la fe triunfará sobre la duda.

Tales valores, al enseñarse y vivirse en nuestras familias, serán como la ansiada lluvia para la tierra seca; se engendrará el amor; se realzará la lealtad a uno mismo y se fomentarán virtudes como el carácter, la integridad y la bondad. La familia debe ocupar su lugar primordial en nuestro modo de vida, ya que es el único cimiento sobre el que una sociedad de seres humanos responsables puede edificar el futuro mientras mantiene los valores que tanto aprecia en el presente.

Hay diversos tipos de hogares felices. Algunos son familias con padre, madre, hermanos y hermanas que viven juntos en un espíritu de amor. Otras consisten en un padre soltero con uno o dos hijos, mientras que otros hogares no tienen más que un inquilino. Sin embargo, existen algunos elementos particulares de un hogar feliz, sin importar el número ni el tipo de integrantes de la familia. Estos elementos son los siguientes:

La costumbre de orar.

Una fuente de aprendizaje.

Un legado de amor.

Jacob, hermano de Nefi, declaró en el continente americano: ”Confiad en Dios con mentes firmes, y orad a él con suma fe”9.

Se le preguntó a un eminente juez lo que nosotros, ciudadanos de los países del mundo, podíamos hacer para reducir el crimen y la desobediencia a la ley, y traer paz y felicidad a nuestra vida y países. Él respondió con seriedad: ”Yo sugeriría que se volviera a la vieja práctica de la oración familiar”.

En cuanto al hacer de nuestra vida y de nuestro hogar una fuente de aprendizaje, el Señor aconsejó: ”Buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe”10.

Los libros canónicos nos ofrecen esta fuente de aprendizaje a la que me refiero. Debemos tener cuidado de no subestimar la capacidad que tienen los niños para leer y entender la palabra de Dios.

Como padres, debemos recordar que nuestra vida puede ser el libro de la biblioteca familiar que más atesoren los hijos. ¿Es nuestro ejemplo digno de emular? ¿Vivimos de tal modo que un hijo o una hija pueda decir ”Quiero seguir a mi padre” o ”Quiero ser como mi madre”? A diferencia del libro del estante de la biblioteca, cuyas cubiertas protegen su contenido, nuestra vida no puede estar cerrada. Padres, en verdad somos un libro abierto en la fuente de aprendizaje de nuestro hogar.

¿Somos un ejemplo del legado del amor? ¿Lo son nuestros hogares? Bernadine Healy aconsejó lo siguiente durante un discurso pronunciado en una entrega de diplomas:

”Como doctora en medicina que ha tenido el gran privilegio de compartir los más profundos instantes de la vida de las personas, incluso sus últimos momentos, permítanme contarles un secreto. La gente que se enfrenta a la muerte no se pregunta qué títulos académicosha conseguido, qué puestos ha desempeñado o cuánta riqueza ha acumulado. Al final, lo que verdaderamente importa es quién te ha amado y a quién has amado. El círculo del amor lo es todo y constituye una excelente medida de nuestra vida pasada. Es el don de mayor valor”11.

El mensaje de nuestro Señor y Salvador era un mensaje de amor que puede ser como una luz en nuestro camino hacia la exaltación.

”Cerca del fin de sus días, un padre reflexionaba en cómo había empleado su tiempo. Siendo un aclamado y respetado autor de numerosas obras de erudición, dijo: ’Desearía haber escrito un libro menos y haber llevado a mis hijos de pesca un poco más a menudo’.

”El tiempo pasa fugazmente. Mucho padres dicen que fue ayer cuando sus hijos nacieron. Ahora esos hijos han crecido; quizás tengan sus propios hijos. ’¿A dónde se fueron los años?’ ”, se preguntan. No podemos reclamar el tiempo pasado, no podemos detener el tiempo actual, y no podemos vivir el futuro en el presente. El tiempo es un don, un tesoro que no podemos hacer a un lado para el mañana, sino para usarlo sabiamente hoy.

¿Hemos cultivado un espíritu de amor en nuestros hogares? El presidente David O. McKay observó: ”El verdadero hogar mormón es aquel en el que, si Cristo entrara, se sentiría complacido de quedarse y descansar”12.

¿Qué estamos haciendo para asegurarnos de que nuestros hogares reflejen esa descripción? ¿Somos nosotros mismos un reflejo de ella?

A lo largo del camino de la vida se producen bajas. Algunos se alejan de las señales que conducen a la vida eterna, sólo para descubrir que el desvío escogido no conduce sino a un callejón sin salida. La indiferencia, la despreocupación, el egoísmo y el pecado cobran un elevado pago de vidas humanas. Hay quienes, por motivos inexplicables, marchan al compás de otra melodía, para más tarde descubrir que han seguido al flautista del dolor y del sufrimiento.

Hoy se extiende desde este púlpito una invitación a toda la gente del mundo: vuelve de tu errante sendero, viajero cansado; vuelve al Evangelio de Jesucristo, a ese paraíso llamado hogar. Aquí descubrirás la verdad, aprenderás sobre la realidad de la Trinidad, el consuelo del plan de salvación, la santidad del convenio del matrimonio o el poder de la oración personal, vuelve a casa.

Muchos recordamos de nuestra juventud el relato de un muchacho que fue llevado de casa de sus padres a un pueblo lejano. El joven creció en esas condiciones, sin saber de sus verdaderos padres ni de su hogar.

¿Dónde podría hallarlo? ¿Dónde encontraría a sus padres? Oh, si tan sólo pudiera recordar sus nombres, su búsqueda sería menos descorazonadora. Buscó con denuedo recordar aunque sólo fuera un detalle de su infancia.

Como un relámpago de inspiración, recordó el sonido de una campana situada en lo alto de la iglesia del pueblo y que les daba la bienvenida en el día de reposo. El joven se fue de pueblo en pueblo, buscando el familiar sonido. Algunas campanas eran casi iguales y otras sonaban muy diferentes de las que recordaba.

Finalmente, un domingo de mañana, el cansado joven estaba ante la iglesia de un pueblo cualquiera y escuchó con atención el repique de la campana. No se parecía a ninguna de las otras campanas, con excepción de aquella que tañía en el recuerdo de sus días de la infancia. Sí, era la misma campana, el sonido era idéntico. Los ojos se le llenaron de lágrimas, el corazón le rebosaba de felicidad; tenía el alma llena de gratitud. El joven se arrodilló, miró hacia el campanario--hacia el cielo-- y susurró en una oración de agradecimiento: ”Gracias Dios, porque estoy en casa”.

Como el tañido de una familiar campana será la verdad del Evangelio de Jesucristo para el alma que lo busca diligentemente. Muchos de ustedes han realizado un largo viaje en busca de aquello que les suena familiar. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días les extiende una seria petición: abran sus puertas a los misioneros; abran sus mentes a la palabra de Dios; abran el corazón --aun el alma misma-- al sonido de la voz suave y apacible que testifica de la verdad. Tal y como prometió el profeta Isaías: ”Tus oídos oirán… palabra que diga: éste es el camino, andad por él”13. Entonces, al igual que el muchacho del que he hablado, también ustedes se arrodillarán para decirle a nuestro Dios: ”Estoy en casa”.

Que ésa sea la bendición de todos, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Robertson, Leroy J., Hymns of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, Nº 64.

  2. Deseret News Weekly, 20 de mayo de 1863, pág. 369.

  3. 1 Corintios 3:16.

  4. Richard Carelli, ”High Court Kills Limits on TV Sex,” The Salt Lake Tribune, pág. A1, 23 de mayo de 2000.

  5. Daniel Rubin, ”Global Economy Erodes Ban on Sunday Shopping,” The Salt Lake Tribune, pág. A1, 23 de mayo de 2000.

  6. Eclesiastés 5:10.

  7. James D. Richardson, A Compilation of the Messages and Papers of the Presidents, 10 tomos, 1897, 5:3366.

  8. En Conference Report, octubre de 1962, pág. 72.

  9. Jacob 3:1.

  10. Doctrina y Convenios 88:118.

  11. ”On Light and Worth: Lessons from Medicine”, discurso de apertura, Vassar College, 29 de mayo de 1994, pág. 10, colecciones especiales.

  12. Conference Report, octubre de 1947, pág. 120.

  13. Isaías 30:21.