1990–1999
Para tocar el cielo
Octubre 1990


Para tocar el cielo

Uno de los recuerdos mas vividos que rengo es cuando apenas me habían ordenado al oficio de diácono y asistí a la reunión del sacerdocio, donde cantamos el himno “Venid, los que tenéis de Dios el sacerdocio”. Esta noche, a los que estáis presentes aquí en el Tabernáculo y congregados en los centros de reuniones de todo el mundo, repito el mensaje de ese himno especial y os digo: “Venid, los que tenéis de Dios el sacerdocio; pensemos en nuestro llamamiento, reflexionemos acerca de nuestras responsabilidades, aprendamos nuestras obligaciones y sigamos a Jesús, nuestro Señor”.

Si bien diferimos en edad, costumbres y nacionalidad, todos somos miembros de la misma Iglesia y estamos unidos por los llamamientos del sacerdocio.

Hace dos semanas asistí a una reunión sacramental donde los niños presentaron el lema Pertenezco a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Ellos demostraron estar aprendiendo a servir al Señor y a los demás. La música era realmente hermosa, la parte oratoria bien presentada y reinaba allí un espíritu celestial. Como parte del programa, mi nieto de once años habló de la Primera Visión. Después, al reunirse con sus padres y abuelos, le dije:

-Tommy, creo que ya estas casi listo para ser misionero.

A lo que él me contestó:

-Todavía no. Tengo mucho que aprender.

Para ayudar a todos los jóvenes a prepararse para servir a Dios, se ha publicado un folleto titulado La fortaleza de la juventud, bajo la dirección de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce. Esta publicación contiene normas sacadas de escritos y enseñanzas de los lideres de la Iglesia, así como también de las Escrituras. Si las obedecemos, recibiremos bendiciones de nuestro Padre Celestial y la guía de su Hijo.

Permitidme leeros, tal como lo hice a las hermanas en la reunión de mujeres de la semana pasada, partes de la introducción de esa nueva guía para vuestra jornada mortal, ese nuevo mapa de rutas que os servirá para planear un curso recto hacia la vida eterna. La declaración de la Primera Presidencia comienza:

“Nuestros amados jóvenes y señoritas:

“Deseamos haceros saber que os amamos y que tenemos plena confianza en vosotros …

“Deseamos para vosotros todo lo bueno y recto del mundo. No sois tan sólo jóvenes y señoritas comunes y corrientes, sino espíritus escogidos que habéis sido reservados para nacer en esta época en que las tentaciones, las responsabilidades y las oportunidades están en su ápice. Estáis en una etapa critica de vuestra vida …

“Os aconsejamos que escojáis vivir una vida moralmente limpia …

“No se puede hacer el mal y sentirse bien. ¡Es imposible! Muchos años de felicidad se pueden perder por la tonta gratificación de un deseo momentáneo de placer …

“Podréis evitar la carga de culpa y pecado y todo el dolor asociado con ellos … si guardáis las normas que contienen las Escrituras y que se recalcan en este folleto …

“Rogamos que vosotros-la generación joven-mantengáis vuestros cuerpos y vuestras mentes limpios, libres de la contaminación del mundo, que seáis instrumentos aptos y puros para cumplir triunfalmente con las responsabilidades del reino de Dios en preparación para la segunda venida de nuestro Salvador” (Introducción, La fortaleza de la juventud, Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, 1990.)

Quisiera ahora repasar con vosotros, jovencitos de la Iglesia, esas normas especiales que mencione hace un momento en lo que acabo de leer. Son doce y terminan con una conclusión. Hablare brevemente de cada una de ellas.

  1. Las salidas con jóvenes del sexo opuesto

    Debéis comenzar a prepararos para casaros en el templo. El noviazgo y las salidas con muchachas son parte de esa preparación, pero debéis esperar a tener la edad suficiente para hacerlo. No todos los jóvenes necesitan ni quieren salir con jovencitas. Pero cuando empecéis a salir con jóvenes del sexo opuesto, al principio salid en parejas con grupos de amigos. Aseguraos de que vuestros padres conozcan bien a la chica con quien estéis saliendo.

    Puesto que el noviazgo lleva al matrimonio, solo salid con jóvenes dignas.

    Aseguraos de ir a lugares sanos, donde no seáis tentados.

    Un padre prudente le dijo a su hijo: “Si alguna vez te encuentras en un lugar donde no deberías estar, vete de allí”. ¡Ese es un buen consejo para todos nosotros!

  2. La apariencia personal

    Los siervos del Señor siempre nos han aconsejado vestir con decoro como muestra de respeto hacia nuestro Padre Celestial y hacia nosotros mismos. Vuestro modo de vestir dice mucho en cuanto a vuestro carácter y muchas veces puede influir en vuestro comportamiento y en el de los demás. Vestid de manera que resalte lo mas positivo de vuestra persona y de los que os rodean. Evitad el uso extremista de la moda en vuestra apariencia personal.

  3. Las amistades

    Todos necesitamos tener buenos amigos. Vuestros amigos cercanos influirán en vuestra manera de pensar y de actuar, así como vosotros influiréis en la de ellos. Cuando se tienen cosas en común con los amigos, nos fortalecemos y motivamos mutuamente. Tratad a todos con bondad y dignidad. Muchos jóvenes que no eran miembros de la Iglesia se han bautizado gracias a amigos que los invitaron a participar en las actividades.

  4. La honradez

    “Lo mejor que podemos hacer es ser honrados” (Miguel de Cervantes, traducción libre; citado en ingles en Familiar Quotations, John Bartlett, compilado por Emily Morison Beck, ed., Boston: Little, Brown and Co., 1968, pág. 197). Un joven Santo de los Ultimos Días demuestra sus creencias por la forma en que vive. Es honrado con los demás, es sincero consigo mismo y es honrado con Dios. Tiene por costumbre no engañar a nadie. Cuando tiene que tomar una decisión, nunca se pregunta “¿Qué pensara la gente?” sino “¿Qué opinión tendré de mí mismo?”

    Algunos seréis tentados a ser deshonestos. Recuerdo que en una clase universitaria de leyes, tenía un compañero que nunca estudiaba. Yo pensaba: ¿Cómo va a pasar el examen final?

    El día que lo vi entrar para dar el examen final tuve la respuesta. A pesar de ser pleno invierno, usaba sandalias [en invierno en el norte de Utah nieva y hacen temperaturas de bajo cero]. Ello me asombró mucho; por lo tanto, comencé a observarlo. Al empezar la clase, puso todos los libros en el piso, se sacó las sandalias y con los dedos de los pies, por supuesto bien adiestrados, y a los que les había puesto glicerina, iba pasando las hojas de uno de los libros y copiaba así las respuestas del examen.

    Recibió una de las notas más altas del curso. Pero el día del castigo le llegó. Mientras el se preparaba para dar el examen general, por primera vez el profesor dijo:

    -Este año haremos algo diferente: el examen será oral en vez de escrito.

    Al joven que había adiestrado los dedos de los pies le salió el tiro por la culata y salió mal en el examen.

  5. El lenguaje

    La manera de hablar y las palabras que uséis revelan la apariencia que queréis dar al mundo. Hablad de tal forma que lo que digáis eleve a los que os rodeen. Las palabrotas vulgares y groseras y los chistes indecentes disgustan al Señor. No profanéis nunca el nombre de Dios ni el de Jesucristo. El Señor dijo: “No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Exodo 20:7).

  6. Los medios de comunicación: Cine, televisión, radio, videocasetes, libros y revistas

    Nuestro Padre Celestial nos ha aconsejado que busquemos todo lo “virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza” (Articulo de Fe 13). Todo lo que leáis, escuchéis y miréis tiene influencia sobre vosotros.

    La pornografía es peligrosa y es muy fácil hacerse adicto a ella. La simple curiosidad puede convertirse en un habito que os lleve a buscar cosas aun más sucias, aun la transgresión sexual.

    No tengáis miedo de salir de una sala cinematográfica, de apagar la televisión ni de cambiar la estación de radio si lo que veis o escucháis no concuerda con las normas de nuestro Padre Celestial. En una palabra, si tenéis dudas en cuanto al contenido de alguna película, libro u otra forma de entretenimiento, simplemente no la veáis, no lo leáis, ni asistáis a él.

    Recientemente apareció en el periódico algo que dijo el comediante Steve Allen sobre uno de los grandes problemas de la televisión:

    “Steve Allen no encuentra nada cómico en lo que se escucha actualmente en la televisión, es decir, el lenguaje vulgar y los temas para adultos.

    El comediante criticó estas tendencias en un articulo publicado en el diario Times de la ciudad de Los Angeles.

    “‘Esta moda nos esta rebajando a las cloacas de saneamiento’, dijo. ‘Las mismas palabrotas que los padres prohiben decir a sus hijos se escuchan a boca de jarro no sólo en las estaciones pagas sino también en las redes de televisión que solían ser tan cuidadosas al respecto.’ Dijo Allen que los programas que muestran a niños y a adultos diciendo palabrotas demuestran al mundo entero la decadencia en que se encuentra la familia estadounidense.”

    Es posible que Allen se refiriera a un comentario recientemente publicado en la revista Newsweek titulado: “Subidos de tono”. “En espíritu de competencia, para ganar televidentes, las tres cadenas de televisión más importantes lanzan al aire programas indecorosos, impúdicos … y peligrosos”, decía el subtítulo. Y para sintetizar: “Los medios de comunicación se han vuelta vulgares”.

  7. La salud mental y física

    El apóstol Pablo dijo: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

    “… el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (1 Corintios 3:16-17.) Así como las comidas nutritivas, el ejercicio en forma regular y el descanso apropiado vigorizan el cuerpo, el estudio constante de las Escrituras y la oración fortalecen la mente y el espíritu.

    Los narcóticos, el uso indebido de los remedios recetados, el alcohol, el café, el té y el tabaco destruyen el bienestar físico, mental y espiritual. Cualquier bebida alcohólica, incluso la cerveza, daña el espíritu y el cuerpo. El tabaco nos puede esclavizar, debilitar los pulmones y acortar la vida.

  8. La música y el baile

    La música os puede ayudar a acercaros a Dios y puede servir para educar, edificar, inspirar y unir a las personas. No obstante, la música, por medio del ritmo, la intensidad y la letra, también puede adormecer la sensibilidad espiritual. Es sumamente peligroso que os llenéis la cabeza con música inapropiada. El baile puede brindar oportunidades amenas de conocer a otras personas y de fortalecer amistades. Asistid a bailes en los que la apariencia personal, la iluminación, la música, la letra y el estilo de las canciones contribuyan a crear un ambiente en el que pueda estar presente el Espíritu del Señor.

  9. La pureza sexual

    Debido al carácter tan sagrado de la intimidad sexual, el Señor requiere el autocontrol y la pureza antes del matrimonio, al igual que la plena fidelidad después de casados. Durante el noviazgo, tratad con respeto a vuestra pareja y esperad de ellas ese mismo respeto. El dolor sigue a la transgresión. Hombres, no hagáis llorar a las mujeres, porque Dios os hará responsables de ello.

    El presidente David 0. McKay aconsejó: “Os imploro que tengáis pensamientos puros”. Y después hizo esta importante declaración: “Toda acción esta precedida por un pensamiento. Si queremos controlar nuestro comportamiento, debemos controlar nuestros pensamientos”. Hermanos, tened sólo pensamientos puros, y vuestras acciones serán correctas. Que cada uno de vosotros sea eco de la frase de Tennyson: “Tengo la fuerza de diez porque mi corazón es puro” (Familiar Quotations, pág. 637).

    En la antigüedad encontramos un ejemplo que ilustra este principio. Dario, por medio de ritos apropiados, había sido reconocido como rey legitimo de Egipto. Su rival, Alejandro, había sido declarado hijo legitimo de Amón, por lo que el también era faraón. Alejandro encontró a Dario, derrotado y al borde de la muerte. Le impuso las manos sobre la cabeza y le ordenó que se levantara y reanudara su majestuoso poder. Y concluyó: “Te juro, Dario, por todos los dioses, que hago estas cosas con lealtad y sin fingimiento”, a lo que Dario contestó con gentil reproche: “Alejandro, mi muchacho, … ¿crees que puedes tocar el cielo con las manos?”

    Hermanos, ¿estamos preparados para tocar el cielo cuando cumplimos con nuestros llamamientos del sacerdocio?

    Hace poco, el autor de un ensayo acerca de la actividad sexual entre adolescentes resumió su investigación diciendo que no cree que esta disminuya en el futuro, en parte porque la sociedad actual da a los jóvenes mensajes confusos al respecto. Los medios de comunicación y la propaganda dan a entender, en forma influyente, que el sexo ilícito es normal y admisible. Esas persuasiones son a veces más poderosas que las advertencias de los expertos y las suplicas de los padres. El Señor destruye completamente todos esos mensajes en forma muy clara y precisa diciéndonos: “Sed limpios” (3 Nefi 20:41).

    Si os veis tentados, recordad el consejo del apóstol Pablo: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejara ser tentados mas de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10: 13).

  10. La conducta en el día de reposo

    El Señor nos ha dado el día de reposo para nuestro beneficio y nos ha mandado que lo santifiquemos. Muchas actividades son apropiadas para el día de reposo; no obstante, este no es un día festivo; por el contrario, es un día santo.

  11. La ayuda espiritual

    Cuando se nos confirma miembros de la Iglesia, recibimos el derecho de contar con la compañía del Espíritu Santo, quien nos puede ayudar a tomar decisiones correctas. Por lo tanto, cuando tengáis pruebas o tentaciones, no debéis sentiros solos. Recordad que la oración es el pasaporte al poder espiritual.

  12. El arrepentimiento

    Si alguno de vosotros ha tropezado, podéis levantaros por medio del arrepentimiento. Nuestro Salvador sufrió para darnos esa oportunidad. La senda es difícil, pero tenemos la promesa de que “si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18).

No arriesguéis perder la vida eterna; guardad los mandamientos de Dios. Si habéis pecado, cuanto más pronto empecéis a arrepentiros tanto mas pronto encontrareis la dulce paz y el gozo que trae el milagro del perdón.

Estas son las normas del folleto La fortaleza de la juventud. La felicidad se obtiene viviendo de la forma que el Señor quiere que vivamos y sirviendo a Dios y al prójimo.

Nuestro amado presidente Ezra Taft Benson os envía sus saludos. El os ama y confía en vosotros. ¿Cómo podéis retribuir ese amor y esa confianza?

Tenéis un legado: Honradlo.

Encontráis el pecado: Evitadlo.

Tenéis la verdad: Vividla.

Tenéis un testimonio: Expresadlo.

A menudo la fortaleza espiritual se obtiene por medio del servicio abnegado. Hace unos años visite la Misión California, donde entreviste a un misionero del estado de Georgia. Recuerdo que le pregunte:

–¿Escribe a sus padres todas las semanas?

Él contestó:

Si, hermano Monson.

Entonces agregue:

-¿Le gusta recibir cartas de su casa?

Pero no contestó. Espere entonces un momento y pregunte:

-¿Cuándo recibió la ultima carta de sus padres?

Con voz trémula me respondió

-Nunca me han escrito. Mi padre es diácono y mi madre no es miembro de la Iglesia. Me rogaron que no viniera y me dijeron que si lo hacia no me escribirían. ¿Qué puedo hacer?

Ofrecí una oración silenciosa a mi Padre Celestial: “¿Qué le digo a este joven siervo tuyo, que ha sacrificado todo para servirte?” Y fui inspirado.

-Elder, escriba una carta a sus padres todas las semanas; cuénteles lo que esta haciendo; dígales cuanto los quiere y expréseles su testimonio.

Él preguntó:

-¿Entonces me escribirán?

-Sí, entonces le. escribirán-fue mi respuesta.

Nos despedimos. Meses mas tarde me encontraba yo en una conferencia de estaca en el sur de California cuando un joven se dirigió a mí y me dijo:

-Hermano Monson, ¿me recuerda? Soy el misionero que no había recibido ninguna carta de sus padres durante los primeros nueve meses de la misión. Usted me dijo: “Escriba una carta a sus padres todas las semanas, y ellos le escribirán”.

Luego me preguntó:

-¿Recuerda la promesa que me hizo?

-Si, claro que la recuerdo.

Entonces le pregunte:

-¿Que ha sabido de ellos?

Metió la mano en el bolsillo y sacó un montón de cartas sujetas con una goma elástica; sacó la de arriba y me dijo:

-¡Si me han escrito! Escuche esto de mi madre: ‘Hijo, nos encantan tus cartas. Estamos orgullosos de ti, nuestro misionero. ¿Sabes una cosa? Tu padre fue ordenado presbítero y se esta preparando para bautizarme. Estoy recibiendo las charlas misionales. Dentro de un año, cuando termines la misión, queremos ir a California porque junto contigo queremos ser una familia eterna yendo al templo del Señor’.

Entonces el joven, tomándome la mano, me preguntó:

-Hermano Monson, ¿contesta siempre nuestro Padre Celestial las oraciones y cumple con las promesas de los Apóstoles?

A lo que le conteste:

-Cuando alguien tiene la fe que usted ha demostrado, nuestro Padre oye y contesta las oraciones, a su manera.

Unas manos limpias, un corazón puro y una mente dispuesta habían tocado el cielo. Una bendición, proveniente del cielo, había contestado la ferviente oración del humilde corazón de un misionero.

Hermanos, ruego que vivamos de modo tal que también podamos tocar el cielo y ser igualmente bendecidos. En el nombre de Jesucristo. Amén.