Enseña a las familias sobre los convenios y la importancia de cumplir con las promesas

Por la hermana Linda S. Reeves, de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro

  • 20 Enero 2016

“Siempre recuerda y cumple los convenios que haces con el Señor… Recibirás la inspiración del Espíritu Santo y la conducta cristiana será parte de tu naturaleza. —Leales a la Fe

Puntos destacados del artículo

  • El bautismo, el sacerdocio y los convenios del templo son más que sólo “acontecimientos importantes”.

A muy temprana edad, el leer un libro para niños sobre la determinación de un elefante de cumplir con una promesa me ayudó a reconocer la importancia de cumplir con mis compromisos y promesas, sin importar los desafíos.

Karl G. Maeser, maestro prominente de Utah y primer presidente de lo que llegó a ser la Universidad Brigham Young, compartió una vez, “me han preguntado lo que quiero decir con la ‘palabra de honor’. Se los diré. Si me ponen tras los muros de una prisión —muros de piedra, altos, gruesos y profundamente afirmados en el suelo— existe la posibilidad de que pueda escapar de una manera u otra; pero si me ponen en el suelo, dibujan con tiza un círculo a mi alrededor y hacen que les dé mi palabra de honor de que nunca lo cruzaré, ¿puedo salir del círculo? ¡No, nunca! ¡Antes la muerte!”.

El Libro de Mormón contiene muchos ejemplos de compromisos, juramentos y sobre el guardar los convenios. El profeta Nefi nos dice que después de que Zoram, siervo de Labán, “prometió [e] hizo juramento de que permanecería desde entonces con nosotros… cesaron nuestros temores con respecto a él” (1 Nefi 4:35, 37).

Zoram, fiel a su palabra, viajó por el desierto con la familia de Lehi, cruzó el océano y vivió el resto de su vida con ellos. El pueblo de Ammón guardó su juramento cuando enterraron sus armas de guerra “en lo profundo de la tierra… [como] testimonio… de que nunca más volverían a usar armas para derramar sangre humana… prometiendo y haciendo convenio con Dios” (véase Alma 24:12-19).

Aun los lamanitas inicuos durante la época del capitán Moroni estaban resueltos a cumplir con su palabra de honor. Habían rechazado la oferta de Moroni de salvar sus vidas cuando le ofrecieron la libertad a cambio de sus armas, si hacían juramento de que nunca volverían contra los nefitas. El líder lamanita, Zerahemna, testificó: “No nos permitiremos haceros un juramento que sabemos que quebrantaremos, y también nuestros hijos” (Alma 44:8).

Luego de devolverles sus armas, retomar la batalla y matar a muchos lamanitas más, Moroni “hizo que cesara otra vez la matanza entre el pueblo; y recogió las armas de guerra de los lamanitas; y después que hubieron hecho un pacto de paz con él, se les permitió salir” (Alma 44:20).

El mundo actual está lleno de compromisos, promesas, y convenios sin cumplir; los que con frecuencia se rechazan sin importancia o se evitan, tales como el matrimonio, los negocios y otras relaciones. La Presidencia General de la Sociedad de Socorro, junto con las presidencias de las Mujeres Jóvenes y la Primaria, tienen grandes esperanzas y deseos de que se les enseñe a los niños desde temprana edad sobre la importancia de hacer y guardar convenios, juramentos y promesas.

Uno de los propósitos de la Sociedad de Socorro es ayudar a preparar a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna al aumentar la fe en Jesucristo y Su Expiación, y fortalecer a las familias y los hogares por medio de las ordenanzas y los convenios.

Los niños quizás se pregunten: “¿Qué es un convenio?”, “¿por qué los hacemos?”, “¿cuáles son las bendiciones?”. 

En el manual, Leales a la Fe, se explica: “Un convenio es un acuerdo sagrado entre Dios y una persona o un grupo de personas. Dios fija condiciones específicas y promete bendecirnos si obedecemos esas condiciones… Todas las ordenanzas salvadoras del sacerdocio van acompañadas de convenios… [Hacemos] convenios al [bautizarnos] y… [los] renovamos cada vez que [tomamos] la Santa Cena… Si [has] recibido el Sacerdocio de Melquisedec, [has] entrado en el juramento y convenio del sacerdocio. La investidura del templo y la ordenanza del sellamiento también incluyen convenios sagrados” (Leales a la Fe: Una referencia del Evangelio, pág. 49).

Esperamos y rogamos que las promesas y los convenios que hacemos en el bautismo y en el juramento del sacerdocio y los convenios que hacemos en el templo del Señor no sean solo “eventos” importantes en nuestras vidas, sino convenios sagrados, eternos y para toda la vida; y promesas con nuestro amado Padre Celestial y el Salvador que nos harán merecedores de todas las bendiciones que han reservado para nosotros.