Parte 3: Vengan ahora y razonemos juntas

Por la hermana Neill F. Marriott, de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

  • 25 Mayo 2016

Cuando las presidencias de clase de las Mujeres Jóvenes y sus líderes deliberan en consejo, son capaces de traer mayor fe, unidad, amor y buenas obras.

Puntos destacados del artículo

  • El seguir el modelo de deliberación en consejo del Señor trae el Espíritu y mayor inspiración a nuestras responsabilidades.

“No hay problema familiar, de barrio o de estaca que no se pueda superar si procuramos la solución a la manera del Señor, o sea, consultando juntamente”. —Élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles

Este artículo es el tercero en una serie sobre las presidencias de clase de las Mujeres Jóvenes.

¿Estás buscando la mejor manera de crear confianza, resolver problemas, unificar esfuerzos y planear eficazmente? El élder M. Russell Ballard nos indica: “No hay ningún problema en la familia, el barrio o la estaca, que no pueda ser resuelto si buscamos soluciones a la manera del Señor por medio de deliberar en consejo” (véase Counseling with Our Councils, pág. 4).

“La Iglesia del Señor se gobierna por medio de consejos a nivel general, de área, de estaca y de barrio. Estos consejos son fundamentales para el orden de la Iglesia” (Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, 4.1).

Somos el pueblo del “recogimiento” que necesita la inspiración personal el uno del otro, el apoyo, la atención y las opiniones para mejor transitar los desafíos, llevar a cabo la obra del Señor y ministrarnos unos a otros.

El valor de los consejos

Ya sea que seamos miembros de una presidencia de clase de las Mujeres Jóvenes o una familia, el seguir el modelo de deliberación en consejo del Señor trae el Espíritu y mayor inspiración a nuestras responsabilidades.

Sostenemos la promesa de Jesucristo: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Todos tenemos sabiduría o pensamientos que ofrecer, y los consejos pueden ser una de las maneras más eficaces de reunir esa sabiduría colectiva bajo la influencia del Espíritu del Señor. En su libro, el élder Ballard escribe que invitar a los miembros del consejo a deliberar juntos “fue como abrir las compuertas del cielo: una ola de inspiración e ideas inundó súbitamente a los miembros del consejo” (Counseling with Our Councils, pág. 4).

Imagina una presidenta de clase de las Laureles reuniéndose con sus consejeras (ten en cuenta que deben ser llamadas “consejeras” por un motivo) y la asesora de las Mujeres Jóvenes. Comienzan con una oración, pidiendo guía espiritual mientras detenidamente consideran cómo llevar las bendiciones del Evangelio a la vida de una jovencita menos activa de la clase. Cada miembro de la presidencia tiene la responsabilidad de compartir qué piensa para llegar a una solución. ¿Cómo pueden —las líderes de la clase llamadas y apartadas— servir a esta hermana? Una conversación libre y abierta trae buenos resultados como así también pensamientos variados e inspirados de personas que se edifican una a la otra y se crea la mejor solución. También se incrementan el escuchar con respeto y las habilidades oratorias.

Obviamente este modelo de un consejo funcionará en un ámbito familiar, una conversación matrimonial, una sesión de un planeamiento de un evento, como así también en una presidencia de clase.

Los aspectos significativos de un consejo de familia o de la Iglesia

Doctrina y Convenios 88:122 enseña: “Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo, sino hable uno a la vez y escuchen todos lo que él dijere, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos y cada hombre tenga igual privilegio”.

Mira los cinco elementos de esta Escritura, los cuales son necesarios para dirigir una consejo eficazmente:

  1. Un consejo tiene un líder.
  2. Se prepara con antelación.
  3. TODOS escuchan lo que se dice.
  4. El contenido debe ser edificante.
  5. Cada miembro del consejo tiene IGUAL privilegio.

Consejos eficaces en Zimbabue, África

En una asignación en la Iglesia en África, aprendí que las líderes de las Mujeres Jóvenes tenían la necesidad de entender más cómo funciona un consejo. Con el apoyo de un miembro de la Presidencia de Área, decidimos practicar trabajar en consejos. Ocho círculos de sillas se formaron en el salón cultural. Una presidenta de las Mujeres Jóvenes fue asignada como líder de cada consejo y se dio un “problema” para resolver. Cada una leyó y deliberó sobre qué es un consejo verdadero al estudiar Doctrina y Convenios 88:122 juntas. Con ese aporte espiritual, comenzaron a compartir.

Un líder de estaca local notó que algunos miembros hablaban más y se les recordó las palabras de la Escritura: “igual privilegio”. Pronto todas las miembros de estos consejos de práctica habían hablado y llegado a decisiones en un espíritu de unidad y responsabilidad compartida. Cuando cada líder de consejo decía los resultados de este deliberar juntos, reconocieron que a eso debe seguirle una acción a las decisiones que tomaron. Las palabras “investidas de poder” vinieron a mi mente cuando vi a las líderes seguir la guía de las Escrituras y el manual de la Iglesia sobre los consejos. Estas hermanas se sintieron capaces de enseñar en sus presidencias de clase sobre cómo deliberar en consejo. Tales deliberaciones iluminan el sendero a soluciones basadas en el Evangelio en las clases, las familias y las unidades de la Iglesia.

Los efectos sanadores de los consejos

Las presidencias de clase y las líderes adultas de las Mujeres Jóvenes aprenderán que “un llamamiento a servir en un obispado o presidencia es un llamamiento a servir en uno de los consejos más importantes de la Iglesia. Aquí es donde se dan las pautas para toda la organización sobre la cual el consejo preside. Cuando el amor cristiano es evidente en los obispados y las presidencias, es un efecto cautivador, que compromete, y sanador en toda la organización” (Counseling with Our Councils, pág. 118). Los consejos son la manera del Señor de liderar y hacer la obra de la Iglesia. Las líderes adultas y las presidencias de clase de las Mujeres Jóvenes pueden brindar mayor fe, unidad, amor y buenas obras mientras aprenden las habilidades de deliberar y ministrar en sus llamamientos al participar en consejos.

• Mira las lecciones de liderazgo para las presidencias de clase, “Liderar a la manera del Salvador”.

Otros artículos en la serie

Parte 1: “Llamadas a liderar”: La influencia de las presidencias de clase de las Mujeres Jóvenes

Parte 2: La preparación espiritual es fundamental para las líderes de las Mujeres Jóvenes

Parte 4: Ministrar a los demás es un mandamiento y convenio