Honren los convenios mediante el amor y el servicio, enseña la hermana Oscarson

Por Sarah Jane Weaver, editora adjunta de Church News

  • 7 Mayo 2015

La hermana Bonnie L. Oscarson, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, habla a miles de mujeres que asisten a la Conferencia de BYU para la Mujer de 2015 acerca del poder vinculante de los convenios.  Fotografía por Mark A. Philbrick, BYU.

Los convenios unen a los Santos de los Últimos Días a su Padre Celestial, la hermana Bonnie L. Oscarson, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, enseñó recientemente en la Conferencia de BYU para la Mujer de 2015.

“Nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo viven y dirigen la obra de esta Iglesia”, dijo la hermana Oscarson. “Ellos nos aman con un amor que está más allá de nuestra capacidad para comprender. Los convenios que nos piden que hagamos y guardemos en el bautismo, al participar de la Santa Cena y en nuestros templos sagrados, son una evidencia de que quieren estar personalmente involucrados en nuestras vidas, y quieren ayudarnos a regresar a Su presencia”.

La hermana Oscarson llamó a los convenios “un intercambio de amor entre Dios y nosotros” y dijo que Dios lleva a cabo Su obra mediante los convenios. “Piensen en ello. Dios nos invita a salir de nuestra esfera mundana y entrar en Su esfera mediante los convenios. Se nos invita a unirnos a Él, asociarnos con Él en nuestra salvación y en la salvación de todos Sus hijos”.

La hermana Oscarson definió los convenios como acuerdos entre Dios y el hombre, en donde Dios establece los términos.

“Dios nos pide que entremos en estos acuerdos vinculantes, estos convenios, con Él porque Él nos ama, y sabe que uniéndonos a Él, haciendo fundamentalmente de Dios nuestro compañero en esta vida, es la única manera en que podemos tener esperanza de regresar a Él y recibir la exaltación en Su reino”, explicó ella.

Cuando nos bautizamos entramos en una relación de alianza con Dios.

Los convenios que Dios ofrece comienzan cuando los miembros de la Iglesia son todavía niños, dijo ella. “Él comprende la importancia de establecernos en el sendero del convenio tan pronto estemos preparados para comprender la importancia y el valor de guardar los mandamientos. Cuando nos bautizamos entramos en una relación de alianza con Dios. Llegamos a ser Sus hijos del convenio”.

Es significativo que el bautismo sea la única ordenanza que, junto con su convenio asociado, se invite a los Santos de los Últimos Días a participar y renovarlo cada semana, durante el resto de sus vidas, mediante la ordenanza de la Santa Cena. “Debido a que nuestro Padre Celestial nos ama, Él nos proporciona una vía para que recordemos, renovemos y nos comprometamos de nuevo a los convenios que hacemos en el bautismo, cada semana”, dijo la hermana Oscarson. “Esto nos muestra cuán importante es el bautismo”.

Los templos son otra de las grandes pruebas del amor que Dios tiene por Sus hijos, “porque es allí que nosotros hacemos los convenios más sagrados y vinculantes con Él”.

Cada aspecto del templo es una prueba de Su amor por sus hijos.

El Señor ha proporcionado un lugar sagrado y santo donde Sus hijos pueden ser instruidos desde lo alto, santificados e investidos con poder, dijo ella.

Un padre amoroso toma el tiempo de dar a un niño instrucciones y herramientas para enfrentar los desafíos de la vida, dijo ella. “El templo es el lugar donde podemos recibir instrucción amorosa, ayuda y guía de un Padre que se preocupa, y cada aspecto del templo es una prueba de Su amor por Sus hijos”.

Otra manera en que el templo y sus convenios asociados simbolizan el amor del Padre Celestial es que el templo proporciona el camino para que todos Sus hijos regresen a Él, incluso aquellas personas que vivieron en la tierra antes de que el Evangelio y las ordenanzas esenciales del sacerdocio fueran restauradas, dijo ella.

“¿Saben de cualquier otra religión en el mundo que ofrezca las ordenanzas salvadoras del Evangelio para esos millones de personas que vivieron y murieron en la tierra sin poder recibirlas?”, preguntó la hermana Beck. “Somos verdaderamente únicos en esa creencia, que nos enseña cuán valiosa y querida es cada persona para nuestro Padre, sin importar cuándo o dónde vivieron en la tierra”.

La hermana Oscarson dijo que el Señor no olvida a ninguno de Sus hijos. “Las ordenanzas y los convenios del templo son para todas las personas, tanto los vivos como los muertos. ¡Cuánto amor y misericordia se demuestra en esta obra!”.

La mujer Santo de los Últimos Días puede mostrar su amor por Dios guardando Sus mandamientos y honrando nuestros convenios. “Como resultado, Él muestra un aumento de amor por nosotros”, dijo ella. “Amar al Señor es la respuesta a los problemas de la vida. El amor es el mayor y más puro incentivo que se me ocurre para honrar nuestros convenios”.

Cada acto de servicio y sacrificio que hacemos, refuerza el amor profundo con el cual estamos todos unidos.

La hermana Oscarson dijo que las mujeres son excepcionalmente buenas para sacrificarse por los demás: sus amigos, sus maridos, sus padres y especialmente sus hijos.

“Cada acto pequeño de servicio, cada sacrificio pequeño que hacemos, cada uno de los esfuerzos hechos para cuidar, amar y proteger a un niño, refuerza el amor profundo con el cual estamos todos unidos, hasta antes de que lo sepas, tú y ese niño están unidos por un poder increíblemente fuerte”, dijo ella.

Si una persona desea aumentar su amor por alguien, ya sea un enemigo o un amigo, la respuesta es prestarles servicio, dijo ella. “Lo mismo sucede cuando se trata de nuestra relación con el Señor. Cuanto más le sirvamos por medio de nuestro servicio a los demás y en los llamamientos de la Iglesia, más amor tendremos por Él. Cuanto más aumenta nuestro amor por el Señor, más aumenta nuestro deseo de agradarle por medio de nuestra obediencia”.

En conclusión, la hermana Oscarson dijo que el amor del Señor y la gratitud por todo lo que Él ha hecho son los motivos más importantes para que guardemos los convenios. “Él dio a Su Hijo Unigénito para que nosotros pudiéramos tener esperanza de obtener la exaltación. Comprometámonos a guardar nuestros convenios desinteresadamente y con amor”.