¿Estás listo para lo que ofrece el día de reposo?

Por Neill F. Marriott, de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

  • 18 Junio 2015

El domingo es un día para ofrecer lo más limpio y lo mejor de uno mismo al Señor. El prepararse espiritualmente para ese día especial demuestra al Señor que santificamos el día de reposo.

“La preparación para el domingo aumenta la santidad a medida que nos preparamos con anticipación, al preparar el enfoque mental y espiritual; esto demuestra al Padre que amas Su día”. —Hermana Neill F. Marriott

El venerar el día de reposo nos puede conducir a la revelación personal y esa veneración debe comenzar mucho antes de que llegue el día de reposo.

El día de reposo puede llegar a ser verdaderamente una delicia si estamos preparados para lo que ofrece. El Salvador sabía que debíamos prepararnos mentalmente para participar de manera plena en las cosas sagradas de Dios.

En 3 Nefi 17, Jesús, sabiendo que las personas carecían de entendimiento, les dijo que se fueran a casa, meditaran en lo que Él había enseñado, oraran para entender y prepararan sus mentes para el día siguiente cuando Él les enseñaría otra vez. El estudiar y aplicar el modelo de preparación del Señor a medida que nos preparamos para el día de reposo nos bendecirá en gran manera.

En 3 Nefi 17, el Salvador mandó al pueblo a meditar, orar y prepararse para lo que les iba a enseñar al día siguiente. El estudiar y aplicar el modelo de preparación del Señor a medida que nos preparamos para el día de reposo nos bendecirá en gran manera.

Una fila de zapatos para el domingo

Mi madre, devota metodista, me enseñó una lección sobre cómo honrar los domingos sin decir una palabra. Todos los sábados por la tarde mi madre aplicaba pomada líquida a los zapatos de mis seis hermanos menores y con cuidado los colocaba sobre la ventana abierta para que se secaran. La imagen de todas las semanas de la larga fila de zapatos de domingo secándose sobre la ventana decía mucho a mi inocente entendimiento. Podía ver que el domingo era un día diferente, un día sin suciedad en los zapatos de la semana, un día para ofrecer lo más limpio y lo mejor de uno mismo al Señor.  Mi madre quería honrar a Dios de manera apropiada y los zapatos lustrados fueron una señal de reverencia para el día del Señor. Aprendí los sábados que al día siguiente se necesitaba una preparación seria.

Una carta expresando mi amor al Padre Celestial

La preparación seria demuestra al Señor que veneramos y santificamos Su día santo.

La preparación para el domingo aumenta la santidad a medida que nos preparamos con anticipación, al preparar el enfoque mental y espiritual; demuestras al Padre que amas Su día. La hermana Linda S. Reeves, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, dijo: “Cuando me tomo el tiempo el sábado para prepararme para el domingo, es casi como enviar una carta expresando mi amor al Padre Celestial y decirle que Él es la persona más importante en mi vida. Él ha respondido al enviarme un sentimiento de amor, haciéndome saber que aprecia mis esfuerzos, a medida que me tomo el tiempo en preparación para el día de reposo”.

El profeta Ezequiel nos aconseja: “Santificad mis días de reposo, y sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios” (Ezequiel 20:20). ¿De qué manera santificamos el día de reposo del Señor?

Un salón sacramental en silencio

Cuando estamos preparados para adorar llevamos una mayor reverencia al salón sacramental.

Si estamos preparados para adorar cuando llega el domingo, podemos llevar una reverencia especial al ambiente del salón sacramental. Piensa cómo te sentirías si entras al salón sacramental lleno de miembros que están sentados en silencio y escuchando atentamente la música del preludio. En dicho entorno podemos concentrarnos en el propósito de la reunión, sentir el espíritu y recibir inspiración. El corazón también se prepara y en la mente se enseña la verdad si con atención cantamos el himno sacramental, al meditar la letra tal como:

“Al recordar lo pasado, sabemos que debemos arrepentirnos;
el camino hacia ti es la rectitud—el camino que tu vida recorrió.
El perdón es tu don que buscamos con intención pura.
Con manos comprometidas a hacer tu obra, tomamos la Santa Cena”.

(“As Now We Take the Sacrament” [Al tomar la Santa Cena], Himno en inglés, número 169.)

Un testimonio del convenio

Lo principal en el día de reposo es tomar la Santa Cena. En ese momento sagrado reconocemos la necesidad constante del Redentor.

Mientras se reparte la Santa Cena, dejamos que la expiación de Jesucristo surta efecto en nosotros en forma individual y personal. Eso es lo principal en el día de reposo. Extendemos la mano para participar de los emblemas de la Expiación, al testificar públicamente que entramos a ese convenio con el Padre Celestial de guardar los mandamientos, recordar siempre al Salvador y estar dispuestos a tomar sobre nosotros Su nombre.

Con esa acción simbólica le decimos a Dios y a los demás que buscamos la expiación de Jesucristo, la tomamos con el alma y deseamos que Su sangre expiatoria surta efecto en nuestra vida. En ese momento santo reconocemos la necesidad constante del Redentor, el deseo de recibir Su perdón y bendición y el compromiso de vivir los convenios. 

El guardar el día de reposo continuamente durante todo el día cosechará grandes bendiciones del Señor. ¡El día de reposo no es sólo las tres horas de reuniones! Podemos pensar en cada hora del domingo como una hora sagrada, al emplear con cuidado las palabras de “recordarle siempre” durante este día santo. Así llenaremos nuestro hogar con el espíritu del día.

¿Existen pequeños cambios en los hábitos del día domingo que podrían mantener alejadas las distracciones del mundo y agregar el refrigerio espiritual en su lugar? 

Un discipulado más profundo

La preparación y participación serias en el día del Señor hará ciertamente que el día de reposo sea una delicia en la Iglesia y en el hogar.

El resultado de participar del pan y del agua santificados con gratitud y humildad es hacer de nosotros nuevas criaturas, nacer de nuevo espiritualmente, como Pablo enseña en 2 Corintios 5:17. Cambiamos semana tras semana a medida que nos esforzamos por vivir el convenio sacramental. Aumentamos el discipulado al prepararnos para santificar el día de reposo y ofrecer los votos en rectitud (véase D. y C. 59:11); entonces recibimos la guía del Espíritu Santo; sí, la revelación personal en nuestra vida diaria.

Cuando comenzamos cada domingo preparados y reverentes, la comprensión más a fondo del día de reposo será como el alimento espiritual para todos los miembros de la familia. La fe en el Señor aumentará en el hogar si logramos traer la reverencia del día de reposo a los lugares donde vivimos.

Tal como en la Iglesia, la reverencia de lo divino en el hogar trae un espíritu de verdad y de aprendizaje. La preparación y participación serias en el día del Señor hará ciertamente que el día de reposo sea una delicia en la Iglesia y en el hogar.