Estos principios clave proporcionan elementos esenciales para planificar actividades divertidas, edificantes y seguras.
Antes de planificar una actividad, los líderes jóvenes y adultos consideran las necesidades espirituales y temporales de los miembros a quienes se invita a participar, y buscan la guía del Espíritu para determinar qué tipo de actividad serviría para satisfacer esas necesidades.
“Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden […]. Y además, conviene que sea[mos] diligente[s], para que así gane[mos] el galardón; por tanto, todas las cosas deben hacerse en orden” (Mosíah 4:27).