“Porque te he conferido las llaves y el poder del sacerdocio, por medio de lo cual restauro todas las cosas y te hago saber todas las cosas en el debido tiempo” (D. y C. 132:45).
La palabra sacerdocio tiene dos significados. En primer lugar, el sacerdocio es el poder y la autoridad de Dios. Ha existido siempre y continuará existiendo sin fin (véase Alma 13:7–8; D. y C. 84:17–18). Por medio del sacerdocio, Dios creó y gobierna los cielos y la tierra. Mediante este poder, Él exalta a Sus hijos obedientes, llevando a cabo “la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39; véase también D. y C. 84:35–38).
En segundo lugar, en la vida terrenal, el sacerdocio es el poder y la autoridad que Dios da al hombre para obrar en todas las cosas necesarias para la salvación de los hijos de Dios. Las bendiciones del sacerdocio están al alcance de todos los que reciben el Evangelio. (“Autoridad del sacerdocio”, Manual 2: Administración de la Iglesia)
Nombre del sacerdocio
En la primavera de 1835, José Smith recibió una revelación que explica el nombre del sacerdocio: “En la iglesia ha dos sacerdocios, a saber, el de Melquisedec y el Aarónico, que incluye el Levítico. La razón por la cual el primero se llama Sacerdocio de Melquisedec es que Melquisedec fue un gran sumo sacerdote. Antes de su época se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Mas por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, para evitar la demasiado frecuente repetición de su nombre, la iglesia en los días antiguos dio a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec. Todas las otras autoridades u oficios de la iglesia son dependencias de este sacerdocio… El segundo sacerdocio es llamado el Sacerdocio de Aarón, porque se confirió a Aarón y a su descendencia por todas sus generaciones. Se llama el sacerdocio menor porque es una dependencia del mayor, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec, y tiene el poder para administrar las ordenanzas exteriores” (D. y C. 107:1–5, 13–14).