Capítulo 15
Se manda a Saúl atacar y destruir a los amalecitas y todo lo que poseen — Aparta algunos animales para sacrificarlos — Saúl es rechazado como rey y se le dice que el obedecer es mejor que el sacrificio — Samuel destruye a Agag.
1 Y Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese como rey sobre su pueblo Israel; escucha, pues, la voz de las palabras de Jehová.
2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré a Amalec por lo que hizo a Israel cuando se le opuso en el camino mientras subía de Egipto.
3 Ve, pues, y ataca a Amalec, y destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata a hombres y a mujeres, a niños y hasta a los de pecho, y vacas y ovejas, camellos y asnos.
4 Saúl, pues, convocó al pueblo y los contó en Telaim: doscientos mil de a pie y diez mil hombres de Judá.
5 Y fue Saúl a la ciudad de Amalec y puso emboscada en el valle.
6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel cuando subían de Egipto. Y se apartaron, pues, los ceneos de entre los de Amalec.
7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está enfrente de Egipto.
8 Y tomó vivo a Agag, rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada.
9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y del ganado mayor, y de los animales engordados, y de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero todo lo que era vil y despreciable lo destruyeron.
10 Y vino la palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
11 Me pesa haber puesto a Saúl como rey, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel y clamó a Jehová toda aquella noche.
12 Madrugó Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y le fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha ido a Carmel, y he aquí, él se ha levantado un monumento; y después, dando una vuelta, ha pasado adelante y ha descendido a Gilgal.
13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.
14 Samuel entonces dijo: ¿Pues, qué es este balido de ovejas que suena en mis oídos y este bramido de bueyes que yo oigo?
15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído, porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos por completo.
16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Habla.
17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño ante tus propios ojos, ¿no has sido hecho cabeza de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido como rey sobre Israel?
18 Y te envió Jehová en misión y dijo: Ve, y destruye a los pecadores de Amalec y hazles la guerra hasta que los acabes.
19 ¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Jehová, sino que te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien, he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal.
22 Y Samuel dijo: ¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y en los sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como iniquidad e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.
25 Perdona, pues, ahora mi pecado y vuelve conmigo para que adore a Jehová.
26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo, porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
27 Cuando Samuel se volvió para irse, Saúl echó mano del borde de su manto, el cual se desgarró.
28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
29 Y además, el Sempiterno de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.
30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y que vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.
31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag, rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.
33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
35 Y nunca más vio Samuel a Saúl hasta el día de su muerte; y Samuel lloraba por Saúl, y Jehová se había arrepentido de haber puesto a Saúl como rey sobre Israel.